Un pico de alegría
—¡Ceci! Acabo de separar el dinero para nuestro viaje, en cuánto abran las fronteras me voy a visitarte. Te doy mis ahorros y cuando saques tu pasaje comprás el mío también.
Acabo de estornudar de los nervios y salió Grecia de mi boca. Finalmente las buenas noticas empezaron a abanicarme. Creí que Jamie Lynn me había abandonado después de contarme que hasta duerme con el barbijo puesto. Sinceramente pensé que había perdido a mi compañera de aventuras, pero hoy cuando me llamó, una familia de mariposas escribió Mykonos en el aire y yo ya visualicé mi tarjeta de crédito bajándose los pantalones para un verano más en rojo.
Grecia: seremos las únicas en la playa, pero seremos.