Oíd mortales
La constitución Argentina, cómo la de muchos otros países, empieza diciendo: “Nosotros los representantes del pueblo de la Nación Argentina” y la de Estados Unidos también comienza diciendo: “We the people of the United States”.
No voy a enumerar a todas las constituciones del mundo porque están por eliminar nuestra especie de un soplo y no me dan las teclas para citar a cada una de ellas. Pero si no le refresco la memoria a nuestra comunidad de zombies encerrados en casa con la Play Station nos van a dibujar nuestros derechos con el mismo lápiz que desean marcar nuestra salida.
Una que reduce a los improductivos en carne de cañon para que dejen de vivir de los aportes jubilatorios que pronto desaparecerán.
Cadenas infinitas de la nueva subnormalidad me atacan como si hubiera sido yo la que declaré la cuarentena y los dejé sin trabajo y sin comida.
Se cae de maduro que el planeta está superpoblado de inconscientes, pero están apuntando al blanco equivocado. Primero porque no creo en la muerte, y segundo porque al privarnos de nuestra libertad nos están matando de todas maneras, pero la muerte sutil parece no preocupar a los mortales de este sitio, ¿o sí?
El grito sagrado, de levantarme la voz enfrentándome con el argumento escaso de una gripe que duplica imbéciles a la velocidad de la luz.
Oíd el ruido de rotas cadenas, las que un cincuenta porciento de la población mundial no puede escuchar. Porque se ponen el barbijo y los guantes y esto parece anularles el instinto de sobrevivencia actuando como corderos sociales defendiendo un genocidio.
Ved el trono a la noble igualdad, que no tenemos, porque estamos más desunidos que la época del saqueo de Roma por Alarico en 410.
Ya a su tono dignísimo abrieron, la privacidad de habitar un país que pronto no será nuestro.
La provincias unidas del Sud, que se van desdibujando mientras un poder elitista se queda con nuestras tierras, nuestro alimento y nuestra forma de pensar imponiendo el nuevo modelo de ovejas sin cencerro.
Y los libres del mundo responden, sin criterio, sin moralidad y sin hogar.
Al gran pueblo argentino salud, dice el himno, casi a gritos, libertad, libertad, libertad.
¿Dónde están los abanderados que me humillaron en el patio de la escuela con su inteligencia? ¿Dónde están los que festejaron la independencia a cuatro vientos? ¿A dónde se metieron los que se pusieron las camisetas para defender nuestro país cuándo necesitaba apoyo en los mundiales de fútbol?
El patriotismo parece haber quedado enterrado con Diego Maradona, Carlos Gardel y las afiliaciones políticas—que me dan más asco que la sumisión de una humanidad dormida y nefasta—.
No sé por donde empezar con esta batalla de ignorantes atragantándose con el control remoto y repitiendo hasta el hartazgo las muletillas de los medios para salvar nuestra salud.
Tal vez merecemos que reduzcan nuestra especie, porque estoy hasta las narices de convivir con un pueblo en decadencia. Con gente que me pelea con las manos vacías y sin las herramientas de la investigación.
Están reventando la economía, ¿y lo único qué pueden decirme es que a mí solo me interesa el dinero? Probablemente estás personas no necesiten del sistema para traer el pan de cada día, pero del aire no se vive guachos, y sin trabajo nos vamos al matadero solitos.
Lo bueno es que se necesita colaboración para activar la guillotina, me sobran más ganas que dólares en el banco.
¿También quieren que les relate el preámbulo mientras los hago pasar?
No puedo seguir cumpliendo con todos los roles, pensé que memoria era lo que les sobraba, claro, el tema es la coherencia.
Nunca en la historia de la humanidad hubo tantos feminicidios, y nunca tanta gente se quedó adentro para defendernos. Porque el virus mata, pero el egoísmo genera un exterminio.
Pero a vos no te importa, porque tus hijos están sanos y tenés la casa heredada de tus padres paga. El problema es el resto del mundo, que la rema con tu idiotez para que no se forme una dictadura con tu pobreza mental. El riesgo de que te contagies es más peligroso que la comunidad que te rodea, por eso la evolución no predomina en este plano: porque sos el depredador perfecto para el final de nuestra raza.
No lo dije yo, los dicen los números de una falsa pandemia que se está llevando tu análisis crítico. Y vos te llevaste la cifra a tu casa, y esa es tu nueva bandera.
¡Por una sociedad libre de ignorancia!
Ceci Castelli
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