Agenda 2030
Como la agenda globalista continua con sus planes al pie del cañón, yo tengo que seguir con los míos: sacar mis ahorros de pichi freelancer de mi jubilación privada para poder disfrutar del futuro que no tendremos.
—¿Y por qué querés sacar tu dinero? ¿Te vas de vacaciones a algún lado? Me preguntó la cajera del banco derrochando confianza.
—Mirá, entiendo que no sea mucho, pero que tampoco se te vaya la pinza—le dije con un inglés sedoso y angelical—, dado como vienen las cosas lo tendría que haber sacado desde la catástrofe de Fukushima.
—No entiendo bien a qué te referís, yo trabajo en el banco hace quince años, no nos vamos a quedar con tu dinero si eso es lo que te preocupa—me dijo exaltada.
—No quiero agredir tu titulo de contadora, pero el sistema financiero para el que trabajas es una estafa, desde 1913 que viene lucrando con la deuda de la gente. Se les está por terminar el show y lo saben. Van a sacar de circulación el efectivo y van a usar nuestro cuerpo como tarjeta de crédito. Get ready.
Todo lo que han hecho ha sido para hundirnos y esclavizarnos, entonces la verdad que prefiero que mis ahorros estén conmigo.
Querida, vos sabrás mucho de números, pero mi tercer ojo gira en descubierto.
—Bueno, espero que estés equivocada porque la vida de mucha gente estará en problemas y no creo que lo permitan.
—¿Eh? Amenazaron al mundo entero con una gripe y lograron su objetivo, ¿qué te hace pensar que tu dinero es más importante que tu vida para esta gente?
—Sí, está todo muy politizado, no sabría que contestarte. Pero sinceramente no creo que el banco se quede con tu dinero.
—No, se quieren quedar con nuestra libertad primero y después nos quieren dejar en bancarrota, de hecho, ya lo están logrando: quebrar las empresas chicas y cerrar todo negocio que no pertenezca a una cadena corporativa. Pero la gente se tapa la cara con un barbijo y no dice nada. Al corral con la vacuna. Rusa, inglesa o norteamericana, a los fines no importa; sino luchaste por la verdad cuando te cerraron la boca y te fundieron, dudo que te importe que sigan experimentando después con tu cuerpo, ¿no?
—Ah no, yo la vacuna no me la pienso dejar poner.
—Entonces preparate para sacarte el pin de banquera y ponerte las botas de guerrera porque la cosa se viene chunga.
El diálogo continuó hasta el último conteo de billetes, la vi desmoralizada después de nuestra charla, pero todo eso podría cambiar si la gente se sacara los títulos y programas de encima. Mucha universidad, poco estudio de la política global y burbujas que se pinchan con un estado de sitio a la vuelta de la esquina. No voy a luchar contra doscientos años de historia, pero al menos me tomé el trabajo de poner mi curiosidad a trabajar. No quiero predecir el futuro, pero estaríamos necesitando más rebeldes en este mundo si queremos ver al planeta florecer en serio.
Con casarnos y tener hijos no hacemos nada, seguimos repitiendo un modelo que el sistema está terminando de destruir para que dejemos de reproducirnos, ¿o ustedes se creen que las Naciones Unidas apoyaron la homosexualidad en vano? Despierten gauchos, entre Hollywood, Plan Parenthood y las nuevas campañas políticas, en el 2030 no vamos a saber si somos hombres o mujeres. No se conforman con que seamos corderos, nos quieren asexuados y divididos. El plan perfecto: una masa deshumanizada, andrógina, sin raza y sin religión. Parezco un disco rayado, pero si dejaran de usar el barbijo y de someterse a sus agendas escribiría sobre otras cosas. ¿Pero sobre qué voy a escribir si prohibieron que nos juntemos y experimentemos entre nosotros el arte de existir?
Entre la inocencia y la irresponsabilidad que observo he creado en mi mente una cárcel para idiotas, porque como no puedo distinguir el uno del otro los he juzgado a todos por igual, ya que el resultado de su comportamiento nos lleva al fracaso de todas maneras. Lo justifique o no.
La peor parte del cuadro es cuando me quieren debatir cosas que no están dispuestos a revisar, digno de una criatura caprichosa que fue educada desde el conocimiento y no el saber. Entendelo: no te puedo enseñar a pensar, porque estás tan fallado que ni tu estructura celular te puede dar una mano. Así que para los que me debaten, pónganse el barbijo y callen para siempre. Por algo lo usan veinticuatro horas, ¿no?
Con las muertes ficticias no me enganchás y mucho menos con el discurso de hacerme sentir culpable por no colaborar con tu ignorancia.
Te recomiendo que, si ese es tu caso, te alejes de mi escritura.
Porque tus alaridos ofenden mi análisis crítico que te pasa por encima con una soberbia que solo aplico para desmantelar tu estupidez.
(El plagio es delito, si vas a compartir mi obra que por favor aparezca mi nombre al final del relato. Gracias).
Ceci Castelli