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Otro payaso del sistema

 

Cómo si el desfile de psicópatas fuera poco, llegó el marciano de Elon Musk para terminar de reventar la ciencia con su nueva empresa: Neuralink. Si el nombre Elon te suena a una película de ficción, imaginate su nuevo emprendimiento. Para los desentendidos cómo yo en su momento, este alien acaba de sacar su proyecto a la luz: un microchip que se instala en la corteza cerebral y actúa como neurotransmisor sin que vos tengas que hacer nada, ni pensar, claro, porque tenés que estar bien del tomate para dejar que un carnicero de este calibre te lo implante.

Este dispositivo—qué solo Dios sabe qué contiene—supuestamente promete la restauración de las funciones sensoriales, motoras y el tratamiento de trastornos neurológicos. Qué lindo, expedientes X a cinco kilómetros de mi casa. Ya que su laboratorio está situado en San Francisco, la ciudad en la que vivo. ¿Y cómo sigue el show? A su hijo lo nombró: X Æ A-12. Menos mal que no fui yo, porque nunca me llevé bien con la numérica y abreviar una X está bien jodido. 

¿Soy yo o este planeta se está por ir a la chingada más rápido de los esperado? Tuve el desafortunado encuentro de verlo en una entrevista radial, en donde llegué a la conclusion de que estaría bueno que él empiece a utilizar su propio cerebro como testeo inicial, ya que siendo el extraterrestre qué es, no puede ni expresarse coherentemente.

Yo me rio porque la gente me juzga por cómo pienso, pero nadie analiza a un delirante frente a una computadora manejando una pieza clave para terminar de deshumanizarnos. 

Llegó el momento señores, el momento de que empiecen a pedirme perdón por todas las barbaridades que me dijeron cuando predije el Nuevo Orden Mundial. Qué arrancó con un virus, pasó por una guerra racial financiada por George Soros y ahora solito se enfiló hacia un trozo de metal en nuestra cabeza manejada por un dispositivo móvil. 

Pero no puedo enojarme con vos Elon (¡ay cómo me cuesta tu nombre!), porque vos sos el producto de un sistema bruto y obsoleto, proveniente de una sociedad desinformada e ignorante. Digamos que sos el resultado perfecto de un grupo de inconscientes que no tienen ni la más puñetera idea de la gravedad de la situación mundial que estamos atravesando.

Estos infiltrados CEO’s que prometen innovación y avances tecnológicos, son los primeros que te van a arruinar la existencia, porque nada es gratis en esta vida, y todo este jueguito digital va a salir un pastón. ¿Pueden imaginarse un microchip obligatorio financiado por el gobierno? Doble patrullaje en tu cabeza y un auto sin volante dirigiendo tus emociones. Good luck with that! 

¿Qué parte no están entendiendo los que se quedan en casa cumpliendo órdenes? ¿Atacándome con imbéciles narrativas de que ya están cansados de leer lo mismo? ¿Cómo les explico que la que está agotada soy yo de tanto idiota sin criterio?

Están invadiendo nuestra economía, nuestra privacidad y ahora también nuestro cuerpo. No solo con la radiación que nos va a freír como un microondas gigante, sino también con este invento que ni ellos saben si va a funcionar. Prueba y error, y vos sos un número más cómo su puñetero hijo que te ganó de mano por haber nacido en la familia equivocada.

¿Con qué fundamentos me vas a venir a pelear ahora cuando te están sacando los pocos recursos que te quedan para un último pensamiento antes de que alguien te lo ejecute desde su celular?

Entendelo de una buena vez por todas: no te quieren muerto, te quieren esclavo. Porque estos enfermos gozan del control absoluto que vos le cediste con tu estupidez. Y ellos lo saben, por eso existen. Los mantuvimos nosotros, ocupando nuestro tiempo procreando y tomando clases de cocina mientras ellos lucraban con nuestra distracción. Y ahora se nos vino la noche y vos querés seguir durmiendo.

No estoy decepcionada con estos psicópatas, porque ellos nacieron sin alma y son la escala evolutiva más baja; estoy enfurecida con nuestra raza, la que alguna vez edificó cosas grandiosas y le enseño a nuestros hijos a amar al prójimo. Estoy cabreada por habitar un mundo de sonámbulos que me van a hacer pagar un precio altísimo por luchar por lo que me pertenece: la libertad. Cómo si esta no fuera sagrada, hipotecando un futuro desolador que podríamos haber evitado si cada uno hubiera hecho su parte.

Y dejen de reclamarme que piense en positivo para mantener mi vibración alta, porque eso fue lo que hice toda la vida, pero ahora llegó el momento de desparramar mi fuego para que se levanten de sus tumbas y reaviven la luz que nos trajo a este sitio.

Nos estamos quedando sin tiempo y no te puedo seguir enseñado la tabla del cinco mil veces. Es ahora, es ya, es hoy. Si no querés ir hacia la verdad, al menos dejá que esta venga hacia vos y te destroce para que vuelvas a nacer y una versión mejorada de tu persona finalmente nos acompañe. 

 

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