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Querido 2020

Empezaste el año derrapando con un  v i r u s  chino, sumergiste al mundo  entero a la corrupción totalitaria del comunismo, separaste familias y asesinaste gente con respiradores. Fundiste empresas y negocios, duplicaste la pobreza y creaste una vacuna que cumple la función de destruirnos genéticamente. Inauguraste las torres cinco G para asegurarte de que si nuestros anticuerpos nos defienden de la vacuna, la radiación de la torre no. Nos encerraste en una prisión domiciliaria apuntándonos la sien con los medios masivos, y cuando nos dejabas salir, tenía que ser con un bozal puesto para que te demostráramos que nosotros te obedecíamos. Nos esclavizaste sin ensuciarte las manos, una jugada tan sucia como tu trabajo fino de estudiarte el comportamiento de una masa sin criterio. 

Como si esto hubiera sido poco, financiaste grupos antiraciales, abortistas, feministas generando un caos social que causó disturbios y muertes en nombre de la división de la cual te beneficiaste. 

Cerraste las escuelas, los bares, los clubes y toda actividad que implicara la expansión de nuestro conocimiento y la estimulación de nuestra creatividad. Sometiste a todo el cuerpo médico a que colaborara con tus mentiras y le diste cuerda a las noticias veinticuatro horas al día para sembrar en la sociedad un miedo ilegítimo.

Porque ese fue tu objetivo, 2020, utilizar el miedo de la gente como arma de destrucción masiva. Generando un nuevo campo de concentración desde el living de nuestras casas, comiendo y mirando televisión. En la comodidad de nuestros hogares mientras vos te hacías millonario con tu herramienta de publicidad más letal: las redes sociales.

Incendiaste hectáreas de bosques, islas y selvas con el propósito de utilizar esas tierras para negociaciones futuras. 

Te encargaste de que el jefe de la iglesia católica—el anticristo Jorge Mario—terminara de exorcizar sus planes satánicos sobre una población debilitada por una confianza ciega hacia uno de los criminales más grandes de la historia. 

Cubriste la ciencia, la religión y la política con psicópatas que manejan la agenda con una precisión lapidaria. Apresurándose por cumplir con sus planes del estado profundo y rendir culto a un grupo de pedófilos que sacrifican niños en nombre del progreso. 

2020, un tipo manipulador y perverso con objetivos tan individualistas como la misma gente que te apoya negando tus siniestras estrategias.

Lamentablemente, vivimos en un plano tan vibratoriamente bajo, que tenemos que experimentar sufrimiento para poder crecer, confiando en un líder tóxico que pretende destruirnos desde nuestra ingenuidad—huérfana de consciencia—.

Pero no estoy enojada con vos, 2020, porque gracias a tu maltrato generaste un despertar global que será imposible de frenar. Y aunque tengas a muchos borregos de tu lado que entregarán su alma al diablo por haberte idealizado; cada uno de nosotros—los guerreros que habitan esta dinastía sin timón—lucharemos porque finalice un siglo de mentiras, ahorcándote con la intervención de la justicia divina que hará que pagues por todos los crímenes que cometiste por culpa de la servidumbre ordinaria que te besó los pies sin cuestionarse las causas de tus motivaciones. Serás crucificado con la sentencia de la verdad que siempre triunfa en el reino de los cielos, y tu vida será un largo y doloroso camino por todo el daño que causaste a tanta gente inocente. 

Me siento y te espero 2020, a que finalices tu show para que comience el nuestro.

 

Por la libertad.

 

Ceci Castelli

 

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