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Pantene Plus, Cigar Bar

Uno de los lujos existenciales de vivir en San Francisco es que cuando te encontras soltera te das cuenta de que la mayoría de la gente está igual. No podemos culpar a la ciudad por esto, pero mi amada San Fran tiene la reputación del síndrome de Peter Pan. Para el modelo tradicional que buscan ser padres con carácter de urgencia esta ciudad no es el sitio para llevar un cochecito cuesta arriba, no favorece a la maternidad ni geográfica ni emocionalmente. En lo que si favorece es a que nunca te sientas sola y que tus planes se superpongan con 4 invitaciones simultáneamente. My kind of town…claro está que a mis 36 años no planeaba tener un espacio en blanco en mi estado civil, pero si la vida insiste con mandarme lo verdadero tendré que ser paciente, sobre todo cuando yo quiero el alma, para lo demás está Internations. Internations es una agrupación de la que estoy afiliada y se encuentra en el mundo entero. Se encargan de juntar a todos los expatriados y a organizar eventos para que la gente de otras culturas se conozcan. En esta oportunidad fui invitada por mi nueva amiga española, Irene. Un torbellino de alegría, diosura y una borrachera importante. Al llegar al evento pegó un grito de entusiasmo al verme que me hizo pensar de que vamos a ser buenas amigas. Hacía 20 años que nadie festejaba mi presencia así. Viva España! De inmediato me lo presentó a Esteban, un potro salvaje también español que al verme me reconoció de una fiesta de Halloween, ¿asesino serial? puede ser…¿por qué quién puede reconocer a alguien con tanto maquillaje habiéndome visto una sola vez en la vida? ¿Lo habré impactado con mi voz?. Su amabilidad me hizo pensar que estaba en el sitio equivocado, ya que la mitad de la gente estaba bajo los efectos de la uva chinche, un cuarto estaban buscando con quien tener sexo sin tener que hacer el trabajo y el resto estaban focalizados en encontrar un hogar sin tener que volver a casa. Esteban me preguntaba si me volvería a Argentina, y yo le preguntaba de que signo era. Mientras le salía la maldita palabra “Geminis” de la boca yo le contesté que lo último que haría es volverme a Argentina, que soy muy feliz en esta ciudad y que de momento encontré mi lugar. Que vengo de una ciudad en donde si no estas casada con tres hijos a los 27 años probablemente te tengas que dedicar al truco, o a comer empanadas mientras le sacas las pasas de uva. Creo que el imaginó que evado el compromiso, por lo que no me dio una oportunidad para decirle que le hubiera tapado los ojos y le hubiera dado un beso largo como los años que estoy soltera. Pero no es mi estilo, mi estilo es haberme hecho amiga de TODOS los amigos de Irene— más otros amigos míos que estaban ahí— e irnos todos juntos a Cigar Bar, un bar en donde te permiten fumar cigarros y tu cabellera se transforma en un hedor propio del humo regional de la zona. Mucho macho alfa, mala música y una cola interminable para ir al baño. Nada que me haga sentir presionada ya que me metí en el de varones para agilizar el tramite de las modelos con el labial por 45 minutos en la mano. Al rato llegó nuestro amigo ecuatoriano Pepe, que se había enamorado de una iraní que se quería casar y el no cree en el matrimonio. Me obligaron a hacer de jueza y a traer la palabra Prenup en la conversación. — No mira, dejame que te diga algo, el último divorcio me sacaron hasta las asientos del inodoro, me fui a Australia y cuando volví la zorra de mi ex se había llevado todo. Ahi fue cuando se asomó Irene pasada de alcohol diciendo que una asiento de inodoro sale 40 dólares. — No querida, mis asientos las compré en Japón y me salieron 300 dólares cada una. Con olor a cigarro en el pelo y discutiendo tapas de inodoro con Pepe le dije que su problema era otro, el miedo al amor— como el 75 % de la población mundial. — Mira, no sé que es pero a mi no me enganchan más. No quise seguir martillando en el asunto y la litigadora en mí se puso de su lado porque Pepe es millonario, y en este planeta cuando alguien tiene mucho dinero es como si Jesucristo se bajara de la cruz y se subiera a una Harley Davidson. De alguna manera lo entendí y cuando estaba por darle mi pésame me dejó hablando sola y se fue con la Iraní— que recién había conocido— a llevarla a la casa a una hora de San Francisco. No voy a promocionar el servicio puerta-a-puerta de Pepe, pero ese Prenup le va a salir más caro de lo que pensaba. A las 12:30 me despedí de todos los borrachos que veían mi imagen difusa y distorsionada y me llevé solita a casa pensando que España tal vez sea un buen lugar para jubilarse. Este Viernes nos juntamos todos de nuevo en el cumpleaños de un amigo de Irene que es hindú, ya lo amenacé de que si no me deja poner música Bhangra en su fiesta prefiero no ir. Me dio el OK y esa pista ya está ardiendo con un Punjabi Tikka Masala que saca fuego por la boca. Gauchos, no me decepcionen, nos vemos en Chennai! Cecilia Castelli

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