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Jodeme, Julio

Acabo de volver de la tumba de Julio Cortázar en el cementerio de Montparnasse. Para mi puñetera sorpresa mi escritor favorito está enterrado entre sus dos ex-mujeres. No quiero mezclar el trabajo con la vida privada, pero ¿en serio?. No solo que este evento desafortunado hace ver mi futuro como la chingada, sino que al ritmo que vamos no llego ni a enterrar a un solo marido. Mensaje para Julito: aprendí mucho de tu narración pero ahora de muerto no me vengas a dar lecciones de amor con tu ejemplo. Salí emocionada y cabreada de ese cementerio como si a la que hubieran enterrado es a mí. Por suerte los tiempos cambiaron y probablemente hoy en día dividan las parcelas entre la gente que estuvo con vos en on-line dating y los que te quisieron en serio. Por supuesto que en mi caso deberían actualizar las hectáreas del cementerio, ya que de seguro los entrevistados por internet van topar el ala central ocupando el espacio de la gente que sí vivió con un propósito importante. Abatida y alterada me fui a buscarla a mi mamá y a Jamie Lynn que las dejé tiradas en Los Jardines de Luxemburgo y no quería llegar tarde y que me echaran los perros, pero al encontrarlas estaban sentadas en el banco de la entrada hablando de la inflación y el dólar. — Chicas…¿cómo va? — ¿Y? ¿Qué cuenta Julio Cortázar? Me pregunta mi madre. — El hijo de su buena madre está enterrado entre sus dos ex-mujeres. — Nah! No ves! Las mujeres somos unas tontas! Yo les voy avisando que no quiero saber nada con un cementerio. Quiero que me quemen y que tiren mis cenizas en el río Paraná. Son las 4 de la tarde, estoy en Paris, debo estar soñando o escuché la frase equivocada. — ¿Ah si? ¿Y quién coño se va a ir al río Paraná mami? Tus dos hijas vivimos en el exterior. No seas anti práctica y desconsiderada, después de todo vas a estar muerta, ¿no podes ser un poquito más solidaria? — Ah no! No puedo creer que ahora tampoco puedo elegir la forma en la que quiero partir! — Mamá, estamos en los jardines de Luxemburgo en Paris, acabo de verlo a mi escritor favorito, tenes 65 años, ¿podemos no hablar de esto? — Ah, ¿y cómo? Yo ahora tengo salud pero ¿y si me pasa algo?, vos sos la que sacaste el tema de la muerte, ¿a quién se le ocurre ir a un cementerio en sus vacaciones? — No entiendo, les hago de guía turística y psicóloga dejándolas en uno de los lugares más lindos de Paris ¿y encima tengo que escuchar esto? — Ceci, no tengas miedo, hablar de la muerte nos ayuda a planificar con tiempo. — Mamá, que te tiren en el río Paraná no es planificación, es jodernos la vida directamente. — ¿Pero puede ser que sean tan desagradecidas che? Está bien, ¿saben que voy a hacer? Toda la recaudación económica de mis esfuerzos laborales la voy a donar al Club Provincial en donde juego al tenis. Ahí las quiero ver a vos y a tu hermana. Confieso que me entró la preoccupazione. La herencia es algo que me merezco por haber sido una hija ejemplar, bueno, con algunos cascotazos pero ejemplar al fin. — Ok mami, está bien, volaré desde no sé donde para tirar tus cenizas en el río. Eso sí, te recomendaría que en esa herencia pongas el 65% de tu dinero a mi nombre, ya que dudo de que tu otra hija se tome un avión para despedirte. Lo planteo de ante mano porque me parece lo justo. — Son mis hijas y las quiero a las dos por igual. — Una pena, ya que esta es la más buena. — Tu hermana también lo es Ceci, lo que pasa que está ocupada criando a su hija y atendiendo a su marido. — Alright, alright, no nos adelantemos que todavía nos falta mucho por vivir, una de esas me muero yo antes que ustedes. Eso sí, si me van a enterrar que sea entre mis dos amores: mi música y mis libros. Y si tengo marido díganle que me lleve pizza, las flores que me las de cuando esté viva y que lo espero para las boda de plata en el cielo ya que en la tierra no nos dieron los números. Bon voyage!

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