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La era del grafeno

Les molesta la discriminación, pero si no nos vacunamos nos discriminan. Quieren incluir a todo el mundo, salvo los que no piensan como ellos.

Lucharon por un lugar en la sociedad y ahora un travesti ganó la medalla de oro levantando pesas en la categoría femenina. 

Ahora van por el lenguaje inclusivo, mañana por tus hijos.

Creo que en unos 4 años tendremos una camada de epilépticos sociales con el carácter más frágil de la historia, listos para salir a luchar; sin armas, sin violencia, solo con una bandera LGTB financiada por los lobistas. 

Bueno, luchar es una manera de decir, ya que va a ver tan poca testosterona en los próximos años que el que no sea homosexual le va a pegar en el palo. Entre la ausencia de la masculinidad y la hiperestimulación de la mujer fuerte, ¡chicas! Si no las veo manejando un tractor y cambiando el tren delantero en un año la que se va a ofender soy yo. Alguien les tiene que hacer la competencia, aunque la mía sea clavarles un taco en el ojo. La belleza cuesta caro, ya que un remplazo de córnea debe estar bien jodido. Pero al menos sigo luciendo mis piernas mientras camino y no festejo la elegancia con unas Crocks y el pelo teñido de rosa a los 40 años.

Estamos a un pelo de ser electrocutados con radioactividad por todos los metales que las vakunas contienen adentro, a una raya de no poder viajar porque un pasaporte sanitario no me deja elegir quién quiero ser, pero si me auto percibo como un zombie está permitido.

Si me creo reina, faraón, perro o bolchevique está todo bien. Mientras mi discurso encaje con la narrativa y no interrumpa el plan siniestro detrás de este exterminio a prueba de idiotas, ¡dale gas!

Perdón, o mejor trágatelo, que eso es lo que estos borregos vienen haciendo desde que los esclavizaron con el bozal: se tragaron su propio gas, y no veo la hora de que esos edemas pulmonares copen los hospitales haciendo que los doctores trabajen en serio, en vez de cobrar sueldos por no curar a los enfermos con remedios alternativos prohibidos. 

La discusión que hoy tuve con un familiar no se la deseo a nadie, ya que defender la medicina occidental es de un morro bastante grande. 

La enfermedad es el negocio más siniestro de este planeta, y si alguien está del lado de los laboratorios entonces es parte del problema. Entiendo que los médicos no tienen porque entender de componentes químicos, pero esto sería el equivalente de arreglar un auto sin saber que repuestos están utilizando, ¿no?

Si vas a curar a tu paciente por un lado, pero lo vas a destruir por el otro, entonces no lo estás curando, estás dilatando su muerte. Nadie quiere leer esto, ya que en una sociedad tan empobrecida espiritualmente, tendemos a endiosar a los médicos porque pensamos que salvan vidas. Cuando en verdad, si la medicina occidental no existiera, estaríamos como los Mayas, curándonos homeopáticamente. El problema siempre es el mismo, al sistema no le conviene que nos curemos con terapias alternativas, por eso tienen que fabricar una publicidad tan fuerte para erradicar no solo la posibilidad de que las plantas medicinales curen, pero la fe en sí de que adentro nuestro están todas las soluciones, no afuera. 

Y los humanos, tan ignorantes a la hora de empoderar un título universitario—y no a la percepción que es infinitamente más sabia—se chutan cualquier remedio que los saque de la agonía de investigar por cuenta propia. Habitando un cuerpo perfecto dirigido por un conductor salvaje que no tiene ni puñetera idea de como funciona el sistema inmune.

Bueno, si llegamos al siglo XXI con 7 sexos—basados en el interés económico y no en la ciencia—ya nada me sorprende. 

Medalla de oro, registren eso para un cambio.

Yo a partir de mañana me voy a percibir como millonaria y espero que todos me traten como tal. Casa frente al mar incluida con un francotirador por si se me acerca algún vacunado suplicando grafeno en mi cuerpo.

¿Cómo era que decían las feministas?¿Mi cuerpo mi decisión? Les tengo una mala noticia chicas: será tu decisión, pero tu cuerpo le pertenece al estado, mejor digan frases más acordes, tipo: “mi cuerpo, mi ilusión”.

Así me dejan de joder con tanta estupidez en nombre de la mujer, que nada tiene que ver con lo femenino. Somos el producto más fácil de comercializar, pero a mí no me representan. 

Si quieren lograr un verdadero cambio, empiecen por estudiar a los dictadores que las apoyan para que ustedes sean infértiles por el resto de sus días.

Y por el resto, les deseo suerte, ya que el karma no perdona y la vakuna tampoco. Solo que una es ley, la otra reducción de población.

 

Brindo por todos los anti zombies que defienden esta guerra conmigo,

 

¡Gracias!

 

Ceci Castelli

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