Día del amigo
Dos amigas me dejaron de hablar, un amigo me retiró el saludo porque no escribo más sobre citas y viajes, y una cuarta persona me agredió por reírme del gobierno argentino. Perdón, ¿desde cuándo uno vive para complacer las ideologías ajenas? Y además, ¿quién quisiera vivir esa vida de falta de libertad y aceptación? Francamente, yo también extraño escribir sobre citas y sobre todos los países que podría haber visitado si no me quisieran calladita y con el bozal puesto, pero escribo autobiográfico, y la puñetera realidad es que no podemos salir (ni del país, ni a socializar) y las restricciones no me dejan ni verle la cara a la gente en la cola del supermercado. ¿De qué otra cosa voy a escribir si en cinco meses esto se ha transformado en una dictadura?
Que alguno por favor me explique cómo coño voy a conocer a alguien si tengo que estar a seis pies de distancia. Los que se quejan de mí, por favor no me hagan reír, porque siempre me destaqué por dar mi opinión y esta claramente no será la excepción. Lo que pasa es que antes de la plandemia me querían porque no había conflicto, pero cuando las cosas se pusieron chungas y llegó esta crisis mundial yo pensé distinto a ellos y el amor que me tenían se transformó en un negocio sin fines de lucro y adiós amiga del alma.
Con que así de mucho me querían, ¿eh? Eso es lo bueno de una crisis, saca la verdad a la superficie, y como esta gente no se banca el dolor de las diferencias prefieren la negación. Brindemos…pero por favor a tres metros de distancia, temo contagiarme el miedo con el que estos seres conviven. Seguido con el terror de no poder manipularme por pensar distinto. Así es el asqueroso cribado del sistema, destruir las relaciones humanas por completo.
Vivo en la ciudad más liberal de Estados Unidos; la monogamia casi dejó de existir; el compromiso afectivo es un dinosaurio de la era mesozoica; las relaciones abiertas son la nueva tendencia y la familia es una figura retórica de la que casi no se habla. La mayoría son ateos y muchos entran y salen de relaciones con la frecuencia que yo le cambio el teflón de la canilla del baño. Kinky sex y sadomasoquismo lleva la delantera en el campo de lo experimental—lo sé porque conducía un programa de sexo—, sé lujo y detalle del asunto.
En un principio y sobre todo los primeros años de vivir acá, me pareció extraordinario que las personas pudieran expresarse libremente sin ser juzgadas, pero a medida que fue pasando el tiempo, encontré que la falta de compromiso con lo afectivo (la intimidad) era lo que gobernaba estas situaciones. Me llevó nueve años entender que parte de la estrategia global es desintegrar la familia, romper con las estructuras y así crear una falsa libertad de no-pertenencia. Destruir la religión y romper con los vínculos más importantes empodera al sistema perverso que nos maneja. Entre la tecnología, la promiscuidad, la gratificación instantánea, la adicción a la dopamina, nos estamos volviendo una sociedad sin raíces y sin criterio. Pegados a nuestra zona de confort sin hacer el más mínimo esfuerzo por convivir con personas que no encajan en nuestros casilleros inventados por la maldita propaganda mediática.
Nos dirigen la economía y ahora también los sentimientos. Han hecho de la humanidad una raza pulsionada por los deseos del ego, desmembrando la capacidad de reflexionar sobre lo legítimo, que está arraigado en el amor, no en la superficie.
¿Y todo esto por qué? Porque si no hay unión no hay procreación y la meta final es reducir la población mundial—entre otras atrocidades de laboratorio—. Ah pero ustedes quieren que yo siga alimentando a la Bridget Jones que los entretuvo por tanto tiempo, y…Todos queremos eso. Que nos hablen de cosas lindas y nos diviertan con historias que nos hagan reír, ¿no es ese acaso nuestro legajo: ser feliz? Claro que sí, pero no podemos esconder la tierra debajo de la alfombra y pretender que este colapso social, económico y sanitario no nos afecte, porque negarlo sería convertirme en el caos contra el que lucho.
Nací cuestionándome las aristas de un mundo inventado para explotarnos, el sistema financiero está basado en la deuda, esto jamás pudo haber sido una con una buena finalidad.
Si en lugar de pelearme agarrasen un libro de historia se darían cuenta de que los que manejan la Reserva Federal (que es una entidad privada) son el 1% del mundo. La elite. Y esa elite es la que está separándonos a todos porque se encargaron por siglos de estudiar el comportamiento de las masas y se dieron cuenta que son más fáciles de manipular que un cachorro de dos meses. Nos están destruyendo como sociedad, pero vos le das PLAY a Netflix y cancelas cualquier ruido que disturbe tu sabiduría interior. Y así estamos, pochocleando con tu estupidez y batallando el Nuevo Orden Mundial.
(El plagio es delito, si vas a compartir mi obra que por favor aparezca mi nombre al final del relato. Gracias).
Ceci Castelli