Amor en gel
Videollamada número ciento tres. Una más y me vuelvo alcohólica. No soy de beber, pero entre el encierro, los viajes a la heladera cada quince minutos, las carteleras de películas agotadas, mis vecinos que pasan las aspiradora cada media hora y los borrachos de mis amigos tomando whisky frente a la cámara, creo que llegó la hora.
Hoy hablé con mi futura productora y me dijo que estaba con resaca porque ayer en un after office virtual bebieron más de la cuenta. Después hablé con Jamie Lynn y me dijo que ella y el marido están jugando a la Generala para matar el tiempo (si es que el juego no te asesina antes, claro). Pero hay algo que sí podemos confirmar con esta pandemia: mucha gente con sobrepeso, incremento de depresivos en el censo mundial, aumento de la tasa de embarazadas, problemas de lordosis, nuevos cantantes de ducha improvisando en redes sociales y discusiones agitadas con padres y abuelos. No sé ustedes, pero a mi madre si no le dan una orden de restricción seguirá transportando macetas y herramientas en su coche como si fuera verano del 86’.