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Doctora amor

 

Hoy es oficialmente San Valentín, el día en donde millones de ciudadanos invierten su dinero en colas interminables para cenar comida chatarra, se chutan una hora para sentarse en la mesa junto al baño, y se dicen “te amo” a través de una galletita. Por suerte estoy casada con el buen gusto, y a mí lo único que me tocó  esperar fue a Cupido con una remera de Papa Johns y una pizza de doble mozzarella en la mano. 

Cuando creí haber escapado de esta maldita celebración, abrí la caja y la pizza tenía forma de corazón. El cadete ya se había ido, pero debería haberle dado el doble de propina, no cualquiera puede superar una fecha como esta.

Estoy por sacar la motosierra con la que asesiné a Ricardo Arjona en mis sueños y cortar todos los carteles que me ofrecen un masaje a mitad de precio para mí y el novio que no tengo. Resentimiento no, estadísticas.

El sesenta porciento de la población mundial está soltera, y la generación que nos sigue está comprometida con la virtualidad excluyendo el contacto humano. Creo que para el 2030 San Valentín va a pasar a ser el Juan Manuel de Rosas de nuestra actualidad, una figura que triunfó en su época y ahora es solamente un vago recuerdo.  

Pero no todo está perdido, ya que al no tener pareja tengo mucho tiempo para escribir sobre un mundo que está lleno de actividades aparte de agarrarse de la manito y parir hijos.

Turki de Turquía

Ayer después de mucho tiempo—tal vez dos mil años antes de Cristo— tuve una cita. Esta persona me contactó por Facebook diciéndome que era el amigo, del amigo, del amigo de no sé quién. Precisión por favor, tengo tres mil contactos en mi red social. ¿Acaso cuándo le cambian la bujía al auto, trastabillean? Con los sentimientos tampoco, aunque del contacto al amor eterno había un continente de por medio. Turquía precisamente, de donde es el afortunado que se echó treinta y cinco minutos con mi compañía— lo que duró la cita.

Insistió en invitarme a cenar, pero le escapé a la propuesta por el riesgo de verlo comer con la boca abierta, a que divida la cuenta por dos, o en su defecto, que se escarbara un diente con su dedo meñique. Pensaran que estoy del tomate, pero todos estos episodios ya me han sucedido, y no estoy para aventurarme en un safari más. Chop chop y al punto señores, la compatibilidad se comprueba en los primeros diez minutos del encuentro, del cuál no pude testear porqué llegó veinte minutos tarde. Primer desfile, su desconsideración. En sus fotografías vendía estatura y tenía pelo, en persona era chaparrito pelado de mocasines con plataformas. Quién es su fotógrafo que necesito urgente cambiar mi perfil de LinkedIn.

¿Por qué la gente hace esto? ¿No entienden que la falsa propaganda los desfavorece?

Horóscopo semanal 9 de febrero por Ceci Castelli

 

Aries: arrancaste el año muy bien, Aries, este 2020 perfila un tipo ordenado, millonario, equilibrado, sabio y con tu paciencia en auge, ¿esto es lo que te gustaría escuchar, no? Seguís siendo el mismo arrogante de siempre y pensás qué el horóscopo va a tirarte la posta. Eso sí, lo de los millones de dólares puede que se te de.

 

Tauro: esta semana te peleaste otra vez con quién sabe quien, y en esta oportunidad uno de tus cuernos se te torció y te lo clavaste en el hipotálamo. Empezaste a pegar patadas en el aire y te tuvieron que llevar a San Fermín para que descargues tu locura en Pamplona y no en tu medio ambiente. Tu entorno cercano está rogando que te quedés en España y nunca más vuelvas.

 

Géminis: sos tan adorablemente jodido que nos hiciste el favor a todos y te mudás a otro país para reciclar tus catorce personalidades y venderle gato por liebre a gente nueva. Si seguís así te vas a quedar sin países, Géminis, y el resto de los signos van a estar cansados de verte subir y bajar de un avión porque no hay quien resista a tu bipolarismo.

Internacionalmente inconquistada

Anoche salimos sin saber que era el día internacional del potro salvaje, por supuesto que esto no estaba marcado en nuestro calendario, pero al ver la figura retórica de un hombre estoico desfilar por nuestro buen gusto, volvimos al imperialismo, dominación política, física y estomacal. 

Yo digo, en vez de pedir nuestros documentos en la puerta, ¿por qué no empiezan a pedir una restricción de pura sangres sin establo?

La injusticia empezó en el karaoke Golden Dust, un lugar que se llama Polvo de Oro no puede ofrecerte mucho, pero ni bien entramos un doberman estaba abrazado al micrófono cantando Billy Idol. ¿Cuántas personas hubieran tenido la suerte de presenciar un acto tan desafortunado como este? Rebel Yell no hubiera pensado lo mismo, y entre la alfombra quemada por cigarrillos, las paredes decoradas con guirnaldas del cumpleaños de Frank Sinatra y las caras de la clientela, nos alcanzó para tomar nuestra próxima decisión: Barbarossa Lounge. En esta oportunidad me encontraba con Mariana de los Vientos, José Gregorio, Rosa María de Mexico, Anca de Rumania y yo, una tipa sin hogar.

Al entrar a Barbarossa, a José Gregorio se le subió la autoestima; gente muy bien vestida, aromas franceses y mujeres de su calibre. En cambio, Mariana y yo sabíamos con exactitud a donde iríamos de luna de miel, y el espíritu navideño se apoderó de nuestra energía chacro sacranial deseando al menos saber de qué país era.

Halloween 2018

O yo estoy envejeciendo o encajar socialmente agotó mi pipeta intelectual. Demasiado ruido y poca sustancia. No fui la única en acordar con esta visión, mi querida amiga colombiana que se encontraba en la fiesta este sábado también sufre del mismo mal congénito que yo: tolerancia cero a la superficialidad.

 

Era una fiesta de Halloween, donde la gente en vez de aprovechar de poder ser otra persona repiten patrones con una máscara puesta y un par de tragos encima. Todos muy buena gente la verdad, no quiero enviar a la hoguera a nadie—menos en noche de brujas—pero creo que si no empiezo a tomar alguna bebida blanca no resistiré a cambiar un libro por una persona. 

 

— ¿Y vos, a quién conocés en esta fiesta, y de qué trabajas? Me preguntó un alma en peligro.

 

— ¿Yo? No conozco a nadie y soy actriz porno.