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Animales sueltos

De disfrutar del sueño americano a pasar a convivir con helicópteros, sirenas de bomberos, calles cortadas y saqueos, estoy a un peldaño de armarme el ritual yo solita quemando pluma de gallina y poniendo el nombre del Papa Francisco dentro del tarro de la cera caliente.

Welcome to 2020! El año en que todas las profecías le erraron con los resultados ya que los psicópatas duplicaron su nivel de violencia en nuestra biblia actual.

Año histórico de la censura de noticias, videos e imágenes. Colapso de falsas estadísticas y pérdida de puestos de trabajo a nivel mundial.

La ciencia es exacta

Los números nunca fueron mi fuerte, no solo que continuan dándome lecciones, sino que también necesitan ser explicados a una comunidad científica que podría usar una profesora particular del aporte de mis cuadros sinópticos. 

Cómo ya estoy un poco cansada de que me amenacen con cifras fantasmas, muertes ficticias y enfermedades coronarias que misteriosamente se transformaron en fallecimientos por una gripe mundial,  decidí activar mi generosidad y hacer las cuentas por ustedes.

No sé por donde empezar, ya que nunca pensé que iba a sentir tanta vergüenza de tener que mostrarles que son peor con la matemática que yo. Entiendo que los gobiernos no quieran blanquear la situación para que ustedes sigan comportándose como el rebaño perfecto, ahora que ustedes no agarren la calculadora dice mucho de cómo la ignorancia no tiene medida.

La esclavitud de la ignorancia

Siete maratonistas con barbijos, la familia Ingalls en bicicleta con máscaras y cuatro peatones que no dominan la correa del perro después, me encontré una vez más en el campo de batalla: la calle. Donde los recibidos en Stanford están tragándose su propio dióxido de carbono generando una disputa entre inteligentes y verdaderamente inteligentes. 

Qué lindo este show de demócratas contra republicanos.  

Un teatro barrial donde se pelean los buenos con los buenos y los malos están comiendo pochoclo mientas nos agarramos de los pelos. Si seguimos así, Netflix va a empezar a facturar el doble sin director, sin guion y con cámara en mano. La película se está montando solita, producto de una separación hostil que se está chupando los dedos con nuestra disputas. Un volcán se podría haber llevado a varios inconscientes, en cambio la gente decidió darle de comer en la boca peleándose por una postura política en vez de por la libertad. 

Lo reconozco, estoy asquerosamente repetitiva, y lo que más me preocupa es que mi repetición no funciona pero la de ellos sí. ¿Cuál es la que va? ¿Tener un canal de television free speech? ¿Topar las redes sociales con tres millones de videos de lo que nos están ocultando? 

Aplicación Cuidar

 

Entre las fatalidades de nuestra realidad actual, veo una brecha de inoperantes de extremos que se quedaron predicando con las teorías sin ejecutar un plan maestro con sus visiones. 

Muchas corrientes de autoayuda por un lado, y por el otro, mucho orador tirando una check list de cómo hacerse millonario en tres meses. 

Llegó el momento de actuar y la gente sigue con su pose de yoga, una dieta alcalina y un manual de instrucciones de cómo facturar sin moverse de casa.

¿A dónde están los solidarios que pregonaban el éxito cómo resultado de su ejercicio intelectual?

Oíd mortales

 

La constitución Argentina, cómo la de muchos otros países, empieza diciendo: “Nosotros los representantes del pueblo de la Nación Argentina” y la de Estados Unidos también comienza diciendo: “We the people of the United States”. 

No voy a enumerar a todas las constituciones del mundo porque están por eliminar nuestra especie de un soplo y no me dan las teclas para citar a cada una de ellas. Pero si no le refresco la memoria a nuestra comunidad de zombies encerrados en casa con la Play Station nos van a dibujar nuestros derechos con el mismo lápiz que desean marcar nuestra salida.

Una que reduce a los improductivos en carne de cañon para que dejen de vivir de los aportes jubilatorios que pronto desaparecerán.

Cadenas infinitas de la nueva subnormalidad me atacan como si hubiera sido yo la que declaré la cuarentena y los dejé sin trabajo y sin comida.

Se cae de maduro que el planeta está superpoblado de inconscientes, pero están apuntando al blanco equivocado. Primero porque no creo en la muerte, y segundo porque al privarnos de nuestra libertad nos están matando de todas maneras, pero la muerte sutil parece no preocupar a los mortales de este sitio, ¿o sí?