Querida Florida
Lo bueno de vivir a una cuadra de la playa es que vas todos los días y tu patio es el Atlántico, nada mal para una chica que todavía no se jubiló. Lo malo, es que te encontras con todos los jubilados.
Pero soy una mujer preparada, y ni bien llego a territorio arenoso, evito a contra viento todas las miradas fuertes que atraviesan mi equipaje de “la comodidad ante todo”.
Sombrilla familiar, reposera y bolso con municiones para un huracán.