Como la agenda globalista continua con sus planes al pie del cañón, yo tengo que seguir con los míos: sacar mis ahorros de pichi freelancer de mi jubilación privada para poder disfrutar del futuro que no tendremos.
—¿Y por qué querés sacar tu dinero? ¿Te vas de vacaciones a algún lado? Me preguntó la cajera del banco derrochando confianza.
—Mirá, entiendo que no sea mucho, pero que tampoco se te vaya la pinza—le dije con un inglés sedoso y angelical—, dado como vienen las cosas lo tendría que haber sacado desde la catástrofe de Fukushima.
—No entiendo bien a qué te referís, yo trabajo en el banco hace quince años, no nos vamos a quedar con tu dinero si eso es lo que te preocupa—me dijo exaltada.
—No quiero agredir tu titulo de contadora, pero el sistema financiero para el que trabajas es una estafa, desde 1913 que viene lucrando con la deuda de la gente. Se les está por terminar el show y lo saben. Van a sacar de circulación el efectivo y van a usar nuestro cuerpo como tarjeta de crédito. Get ready.
Todo lo que han hecho ha sido para hundirnos y esclavizarnos, entonces la verdad que prefiero que mis ahorros estén conmigo.
Querida, vos sabrás mucho de números, pero mi tercer ojo gira en descubierto.
—Bueno, espero que estés equivocada porque la vida de mucha gente estará en problemas y no creo que lo permitan.
—¿Eh? Amenazaron al mundo entero con una gripe y lograron su objetivo, ¿qué te hace pensar que tu dinero es más importante que tu vida para esta gente?
—Sí, está todo muy politizado, no sabría que contestarte. Pero sinceramente no creo que el banco se quede con tu dinero.