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Santo regreso

Catorce días en Argentina, dos kilos de más y 16 horas después me encuentro en San Francisco, la ciudad que oscila entre 21 grados y el regreso de mi estabilidad emocional. No puedo decir que Argentina es responsable de esto último… pero tampoco la puedo desheredar del efecto que esta tiene en mí. Uno desaliñado, intenso, pasional, contradictorio y exquisitamente alegre. Como de costumbre reciclando calamidades con el humor…

Rosario

A 4 días de mi partida, asomada del balcón que negociaste conmigo para que mi estadía fuera con vistas al río y no a tu conflictuada realidad, regalándome lo único que me podes prometer sin romperme el alma una vez más. Hasta marearme con tus mentiras y tus verdades y mi desdibujada angustia de nunca haberte pertenecido. Rosario, me lo diste todo y me lo sacaste todo...

Juan Narciso

Desde que llegó el sol a San Francisco las fiestas en las terrazas empezaron a chocarse con mi calendario social, bueno, y con la herejía del tema central de las mismas: ¿la traes a tu madre a la fiesta, no? Cumpleaños, despedidas, reuniones, Bar Mitzvah y mi mamá el eje central de cada evento hablando de como hay que invertir el dinero sabiamente en Estados Unidos. Selfies, pavo grillado, foto grupal y mi madre abrazada con todos mis amigos batallando su inglés charro y silvestre. Presentándose como algo así: — Yes, yes, mother Cecilia, great, great! Yo no sé si entiende lo que le dicen, pero tiene un lector de energía que está más ajustado que el tercer ojo de Ganesh. Enseguidita saca el análisis clínico de cada víctima haciendo de nuestra cultura un tiro al blanco. No solo que estos eventos requieren muchísimo de mis esfuerzos sociales sino que además finalizado el mismo tengo que atravesar la caminata psicoanalítica de mi madre cuando manejamos hacia la próxima fiesta. — Che, ¿pero cómo puede ser que un tipo como Pepe esté soltero? Lindo tipo, buena posición económica, bien parado, ¿a vos no te interesa, Ceci? Muy buen candidato. Pepe—mi amigo millonario que vive en las colinas de San Francisco en una casa que debería ser mía—organizó una fiesta este sábado en donde eran todas mujeres. Él parecía el ginecólogo y nosotras las pacientes. Si no hubiera sido porque aprecio nuestra amistad le hubiera clavado un espéculo en la crema de garbanzos que nos preparó y me hubiera ido a los 15 minutos. Una estafa hacia mi tiempo libre, pero Pepe es así, carismático, impredecible, obsesivo compulsivo con la limpieza y un latín lover high class. Mientras mi madre le hacía las 16 preguntas consecutivas sin respirar nosotras observábamos como cortaba el tallo de las uvas con una tijera. No podíamos evitar pensar de que si un tallo de la uva le molestaba como sería en la cama con una mujer. Gracias a Dios no va a ser mi cuerpo el que tenga que exponerse a la puntada sin hilo para comprobarlo, pero no desearía bajo ningún punto de vista estar desnuda con un hombre de este calibre en el letto. A las 6 nos fuimos porque teníamos dos cumpleaños más, saludé a todas las chicas impacientes y nerviosas por la falta de testosterona de la fiesta y terminamos en lo de Martina, una española que vive en un piso 11 en un departamento de 70 metros cuadrados con 120 invitados. Cuando todo venía muy jolgorioso y entretenido arribó un morocho argentino que me clavó el visto antes de que naciera Cristo, sin perder el tiempo le preguntó a la primer mujer que vio de donde era yo, como si yo no pudiera observar lo que estaba diciendo. (detallistas abstenerse) Llegó al cumpleaños con un amigo que leía mis relatos por las redes sociales, y como buen lector no dijo ni una palabra porque sabía que sería asesinado en mi descripción, en cambio…gozó de ver como su compañero hacía un monólogo narcisista y se alquilaba un nicho para morirse por un par de días después de leerme. No solo que la llamaba a mi madre “suegra” sino que me acariciaba el brazo y me tiraba el aliento en la cara mientras se creía el gladiador de la fiesta. Jamás me preguntó nada y sumado a este escalofriante pináculo del egocentrismo me mostró las cenizas de su padre colgando de una cadenita de su cuello. ¿Se puede ir por la vida promocionando la muerte de un ser querido a un completo desconocido en un primer encuentro? Si, la psiquiatría lo llama sociópata, un trastorno de la personalidad, y en mi diccionario…la gente más peligrosa del mundo, ya que para muchas personas el parece encantador. Perdón, me estoy olvidando del detalle más importante para que me acompañen en este relato, casado con dos hijos. No lo escribí bien, CASADO CON DOS HIJOS. Sin anillo, sin respeto y sin los códigos para colgarse del cuello la moral de no humillar a su mujer en vez de las cenizas de su padre. Mientras él se reía y hablaba rifando una empatía más desesperada que su atención por el amor ajeno que por el propio, yo iba juntando los pedazos de su grotesca vanidad para anidar en mi memoria las ráfagas empobrecidas de los seres involucionados que habitan este planeta y se casan y procrean solidificando su especie. No pude evitar pensar quien es la mujer que aceptó a este hombre en la salud y en la enfermedad. ( y en la promiscuidad claro) Hasta mi madre me dijo que era insoportable y eso que ella es jubilada y está de vacaciones. — Mami, ¿tampoco te preguntó nada a vos? — Nada, no paraba de hablar y de mostrarme la cadenita de su cuello diciéndome que antes de que su padre muriera no lo había visto por 5 años. ¿Y con que a esto llamamos amor, eh? Pero la historia no termina acá, al irnos quemando aceite de esa maldita fiesta él nos siguió diciendo que nos teníamos que volver a ver y que quería invitarnos a su casa a comer un asado. ¿Ego a las brasas? Dale, pero echale kerosene también porque la falta de amor es más dura de matar que la gripe Aviar! Buena semana per tutti!

El lado C del amor

Gabriel Rolón es un psicoanalista argentino del cual he leído todos sus libros. Puedo decir una sola cosa: sin desperdicio. Para un bicho de diván como yo claro, para el que niega la existencia de las enfermedades emocionales puede relojear a Jorgito Bucay. Un capo en hundirte la autoestima más de lo que ya la tenias y un profesional en el plagio internacional. Gabriel en cambio te pasea por los síntomas, traumas, revelaciones y citas de científicos como Freud y Lacan. Te acaricia con la memoria de el archivo de datos ancestrales que es el inconsciente y termina escribiendo sobre el deseo y el amor. Que según él, son dos cosas separadas. El cuenta en su libro “Encuentros” (el lado B del amor) que se puede estar muy enamorado de alguien y puede no estar el deseo, y que el deseo en verdad existe porque es algo que jamás se termina de alcanzar, por eso es un deseo y por eso existe la infidelidad. El tema es mucho más complejo que mis recursos de comunicadora en auge, pero me pareció muy interesante cuando menciona que hay que ser muy fuertes y decididos para no serle infiel a alguien. Y que se puede estar muy enamorado pero tener necesidades físicas (pulsiones) paralelas a la persona que uno ama. Mi debate interno sacó la loba en mí y discutí este tema con Rolón por 45 minutos antes de irme a dormir, porque siempre lo sostuve, la ciencia sin espiritualidad es una pata renga. Él sostiene que con el amor no alcanza, que para que una relación funcione tiene que haber más que amor, y este es el problema de la mente, nunca será suficiente y siempre seremos unos eternos insatisfechos. Y si miramos al ser humano desde un lugar estrictamente cerebral Rolón está en lo cierto, pero si evaluamos la psiquis humana en su totalidad esto es desacertado, porque somos mucho más que nuestra conjugación mental, nuestra cultura, nuestra infancia y nuestra educación. Por eso la psicología no alcanza para salvarnos y elevar nuestro nivel de consciencia. Porque sin espiritualidad estamos básicamente perdidos en el análisis. De hecho la ciencia revela que utilizamos solamente el 7% de nuestro cerebro, ¿y con esto pretendemos salir al mundo y declararnos inmunes? Demasiado trabajo sin las herramientas que nos completan. Es como si la psicología descartara de alguna manera a el alma, que es el poder que en verdad nos cuida de la mente. Por esto creo que hay tantos conflictos en el terreno de las relaciones, porque operar desde el Ego es una masacre indiscriminada. No voy a discutirle a un psicoanalista como Gabriel la importancia de estar afilados en el campo del conocimiento, pero de ninguna manera voy a confiar en el mismo para guiar y dirigir mi vida, porque si hay algo en que no creo incondicionalmente es en el pensamiento. Mucho menos sabiendo que está tan condicionado por mis vivencias y no por la realidad que es infinitamente más profunda que las migas de mi estructura. En cambio, me apoyo en mi percepción que no necesita procesar las emociones porque sabe la verdad sin codificarla a través del prisma de mis experiencias. En su libro el escribe y repite que el amor incondicional no existe, y tiene razón, porque en la mente jamás podrá existir. Ya que para que el amor sobreviva tenemos que ser capaces de mirar más allá de nosotros mismos. No es casualidad la frase que recita que la fe mueve montañas, y sí, hay que mover la montaña del ego y hacerse a un lado para que entre la luz en vez de la razón. Sino al final terminaremos en polémicas intelectuales viciados por la pasión, necesaria pero no fundamental. Tampoco es que me siento favorecida en el tema, ya que a mí me salvó la meditación…no puedo responsabilizar a nadie más ya que ella fue la que aquietó mis pensamientos para que ingresara la felicidad en la que nadie cree porque estamos tan contaminados por el ruido de vivir. Y permitime Rolón que te diga algo desde mis humildes fondos líricos…no podemos curarnos desde el mismo lugar que nos enfermamos, al menos si queremos sanarnos y al menos si alguna vez queremos ser verdaderamente libres. Un beso en la frente para todos los allegados.

Jing-Jung

No me gusta hacer de psicóloga, pero cuando una amiga me llama para contarme que tuvo una decepción amorosa se activa mi Carl Jung versión siglo XXI. Con la única diferencia que el tipo era un avanzado por su época y yo no puedo estar a su altura porque directamente no encajo con este sistema. Lo intento, y hasta practico con otros mortales a ver si puedo llegar a tener el nivel de tolerancia para la inconsciencia humana que tuvo Jung…pero no hay caso, cuando me acorralan con sus egos enseguidita prendo la hoguera para incinerar un cuerpito más. Mi abuelita desde el cielo estaría orgullosa, pero estoy segura de que Carl lo hubiera llamado “Los Arquetipos Alterados por Cecilia Castelli” y mi innovación en el campo de la espontaneidad se habría llevado un comportamiento oculto en el estudio de los duelos emocionales. No teman gauchos, la hoguera es solo una visión…¿pero todo comienza en la mente humana, no? Como la misma relación de mi amiga que la está pagando con su alma cuando él está esquiando en Lake Tahoe. Hasta esa suerte tiene…nieve en primavera! El problema de mi amiga— como el de muchas otras mujeres— es que se enamoró de un hombre que no tiene el corazón abierto. Que vive literalmente desde su mente, vamos, exitoso, profesional, romántico, buen compañero, deportista…y todo lo demás que también es válido. Lo que algunas mujeres no saben es que para que exista el amor la conexión no puede ser de otro lugar que de los sentimientos— que vienen del alma y no de nuestra programación. Es casi insostenible que cualquier relación verdaderamente funcione si la mente interfiere con algo muy parecido a una transacción. De hecho, desde el momento en que el ego se mete es muy probable que no sea una relación sana, porque el ego es así, perverso y competitivo. En cambio el amor es servicial, y siempre desea lo mejor para el otro en TODAS las situaciones. — Ay pero tía…un hombre con el corazón abierto es como pedir un milagro! ¿Realmente existen? — Y en caso de que no, ¿preferirías conformarte con menos? Digo…¿cuales son las opciones? Convengamos que yo no soy la métrica para darle consejos a nadie porque mi nivel de tolerancia para alguien que no tiene amor es igual a CERO. Pero este planeta hasta eso tiene de chungo, la gente se queda en relaciones mediocres por soledad, sexo, dinero o simplemente compañía. — Pero Ceci, yo soy una persona que siempre da… y estoy un poco cansada de toparme con tanta gente que saca y no da nada a cambio. Toda mi vida lo único que hice fue dar. — Entonces tu brújula emocional está chafada cariño, porque dejame que te diga una cosa, si hay algo que se ve muy rápido es una persona egoísta. Y no se ve al año…se ve después de un par de meses—Jung diría 6 meses exactos. En Estados Unidos lo llaman “Red Flags,” en mi calendario, “otra decepción familiar”. Entiendo que en este sitio los humanos que viven desde el alma son pocos, pero si tenes tanta claridad con tu amor propio no te mezclas con una especie que no esté a tu altura, porque eso es un suicidio prematuro. Y francamente, cuando vivís desde el amor no estas buscando a nadie para que te arregle o te tape los agujeros que no podes llenar, eso es lo brillante del amor, no pide nada a cambio, sencillamente vive su mejor versión, sin ser lastimado y sin lastimar. Si entendiéramos esto ya habríamos encontrado el amor hace mucho tiempo…adentro nuestro. Abandonando la vieja estructura tradicional y obsoleta de que necesitamos una pareja para ser feliz. Dejando de ser estafados por un sistema que pondera al matrimonio sin un verdadero encuentro. Y mirá a tu alrededor…estamos casi entrenados para salir al combate nena, estas son las reglas de campo, y si no queres ser una víctima más de un régimen que no avala el amor propio como deuda hacia nuestra humanidad, arremangate el corazón y prepárate para sacar las estacas de a una. Y a esto sumale la reproducción y tenes un combo irresistible de la supervivencia perfecta. Inconsciencia + hijos: el virus está asegurado. — Creo que con todo lo que me acabas de decir me deprimí más aún. — Bravo! Quiere decir que el dolor al menos te va a empujar a bucear en la profundidad de tu vida y vas a dejar de ser un sonámbulo más en este territorio de zombies querida. Nuestra conversación duró un rato largo, como todas las cuestiones que vienen del sentimiento, son delicadamente frágiles. Quise tener cuidado en utilizar las palabras correctas para no sumar más heridas a su pobre corazón, pero la verdad es así, un tajo que no puede sobrevivir en la superficie, porque en la superficialidad no hay alimento para nutrir la esencia de nuestro ser. Por eso cuando observo a la gente que vive desde su mente me alejo con dulzura por si el virus se me pega y me chupan la luz que hace que este motor no duerma un día. Por la inmortalidad de mi especie, brindo con todos ustedes, onward! Cecilia Castelli