¿Pepe ó José?
Habiendo sido un día difícil decidí llamarlo a José Gregorio para cenar algo juntos en la City, él con su buen humor y su alegría de vivir levanta hasta los escombros del 9/11. El lugar, Scopo Divino, la excusa, dos libros de hipnosis que necesitaba prestarle. A pesar de que José viene de las ciencias duras está abierto a cualquier terapia que lo ayude a descodificar porque sigue soltero a los 50 años, y yo—que el 80% de mi tiempo ando mezclando clavo de olor con esencia de pachuli— me acomodé para darle una cátedra sobre como encontrar la verdad. José jamás me la pidió, pero yo siento que a cambio de su compañía debo pulir horizontes. Tampoco está preocupado por su estado civil, pero es un buen tipo, le deseo una novia que lo quiera bien. Mientras yo me apoltronaba en el sillón dando mi lección de espiritista retirada, José me tapaba las piernas con una servilleta hasta que yo terminara de comerme el queso más rico de la temporada. Un caballero, discutiendo una vez más por no dejarme pagar la cuenta, admiro su cuidado conmigo y me siento protegida y querida al mismo tiempo. Y no, no me quiere llevar a la cama, José Gregorio ya durmió con muchas mujeres y ahora se ha vuelto selectivo. Su check list se ha convertido en una de las 7 maravillas del mundo. La lista dice algo así:
- El Coliseo.
- Machu Picchu.
- Cristo Redentor.
- Gran muralla China.
- Taj Mahal.
- Petra.
- Como llegar a la clasificación por José Gregorio.