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El juego de la copa

 

 

Como muchos saben no soy de este planeta, entonces al habitarlo también he tenido encrucijadas con lo paranormal.
La problemática empezó de chica, cuando además de ver gente muerta cruzándose en bata por mi habitación a las 3 de la mañana, fui testigo de varias abuelas queriendo comunicarse con algún nieto favorito.

Gestiones necesarias

 
 
Lo bueno de vivir en una ciudad como San Francisco es que la mayoría de la gente está soltera, entonces uno que vive de las flores de Bach, la amistad y el karma, encuentra un lugar de pertenencia sin tener que chutarse al marido equivocado. El modelo tradicional está más quebrado en ésta sociedad que la falla de San Andrés sobre la que estamos parados--que en cualquier momento nos envía a todos a la chingada.

Breakfast at Chestnut

Este 2019 Jamie Lynn y yo decidimos no irnos de vacaciones, hablo en plural porque cuando uno llega soltera a esta edad se casa con los amigos, imaginariamente claro, ya que no solo qué Jamie está casada de verdad… sino que su marido me va a poner una orden de restricción por robarle su compañera cada año y llevármela de viaje por el mundo.

Reclamos en el cielo

Hay dos cosas que ésta sociedad no perdona: ser feo y ser pobre.
Ceci, lo que estás diciendo es lapidario, me dice mi madre en el teléfono.
Lo sé, ¿y no está bueno que te enteres por mí y no por experiencia propia?

La pastilla roja

Son las 3 de la mañana y acabo de pegarle un puñete a la pared, ¿problemas no resueltos? no, esos están en hilera; hace 4 días que no como. Decidí empezar una dieta líquida para sacar las toxinas de mi cuerpo y estoy por sacarme otra cosa, la vida. ¿En qué momento pensé que mi autocontrol era más fuerte que mi hambre? ¿Será qué en el fondo de este metro setenta con rasgos espirituales fusionados con pensamientos guestálticos se encuentra una mujer Neanderthal y criando gallinas? Hace cuatro días que me levanto pensando en un cuarto de libra con queso; antes me quería suicidar por estar en on-line dating, ahora porque los bollos de pan me miran desde las vidrieras.