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Sábado astrológico

El fin de semana tuve la fiesta del primo de Esteban, gente millonaria con casas en barrancas con vistas a mi futuro: diecinueve hectáreas a mi nombre.

Su primo es gay y está jubilado y ya lo amenacé que entre su tiempo libre y su palacio podría organizar más fiestas— de personas de mi edad, claro.

Me lleva veinte años…Y si bien es un amoroso total, esa Guest list necesita colágeno urgente. Aunque sea con Botox y buenos odontólogos que sepan hacer un frente de porcelana como la gente.

Yo los quiero a todos por igual, pero si se van a recauchutar, por lo menos contraten profesionales serios. Mucha faja reductora, extensiones de cabello y tintura vencida después… Me encontraba pegada a la estufa eléctrica en el patio de la mansión con la boca llena de pastelitos de chocolate. Yo rezaba para que nadie me viniera a hablar, o para que ningún señor mayor compitiera con el dueño de la casa diciendo que él tenía una propiedad muy parecida. 

Sin globito no hay fiesta

Hablar con Fernanda es traer color a mi vida sin moverme de la poltrona que da a la arbolada norte de la calle Chestnut, esto de no estar en on-line dating está sembrando sus raíces, otra gente lo hace por mí y me ahorro los discursos acartonados y el dolor de juanetes por ponerme los tacones para pisar a mis víctimas.

 — Bueno, hoy es miércoles, ¿qué cenamos de rico?.

 — Ay pues mira Ceci, he conocido un chico muy lindo pero no le gusta usar condones y eso es un problema sabes.

 — Él y el 99% de la población querida.

 — Si, pero sabes que si no hay globos no hay fiesta, Ceci.

 

Esto último me lo dijo en inglés pero el mensaje les llegó igual, ¿no?.

 

— Es que hacemos el amor delicioso pero discutimos una hora antes de hacerlo porque él dice que el condón le quita emoción al asunto.

 — Bueno pero Fer, hay maneras de solucionar esto, ¿no? le decís que se haga un test y ya.

 — Se lo dije, pero esto es el Bay Area Ceci, la promiscuidad no es un dato menor.

Horóscopo 2019 por Ceci Castelli

Por tantos años escuché a la pajarona de Ludovica Squirru hablar de los signos del horóscopo, que llegó la hora de desmitificar a esta mujer que vive en Capilla del Monte y cree entender de astrología. Comprendo que el aire campestre la haga sentir más cerca de los astros, pero alguien tiene que imponerse y bajarla del Uritorco para revelar la verdad detrás de cada signo. Mi lectura es de cinco minutos, no les cobro nada y no se tienen que chutar a una poeta, que en realidad es actriz pero que en realidad terminó siendo astróloga porque era una profesión mejor paga.

Yo no cobro por escribir de los signos, ósea que pueden tomar mis predicciones como un regalo cósmico y una señal de que algo tienen que hacer.

Horneando amistades

Se está por terminar el verano en la mágica ciudad de San Francisco…y de lejos vemos el monstruo de la neblina que nos seguirá hasta el próximo año. Solo puedo pedirle a los astros que no me enchufen seis meses de lluvia y viento. Seguidos. Desesperados. Eternos.

Y si ese es mi destino, al menos que por favor me acompañe con un par de piernas largas y masculinas, decididas a abrazarme hasta que se vaya el frío.

Antes le pedía a Mercurio retrógrado que me enviara un hombre con corazón, ahora solo pido que el invierno no sea tan largo.

¿Cómo una chica sofisticada se volvió tan simplona y gauchita? ni idea, pero supongo que esto último se reduce a la sabiduría de envejecer; amor por la sencillez y la comodidad.

¿Queda mal si me tiro todo el 2020 en pantuflas? ¿Qué pasó con la frase “una mujer en tacos es más elegante”? Usé tacos por veinte años, y acá estoy, pegada a la parrilla de la estufa viviendo mi mejor momento: agarrada de la mano de mi compañía. 

Yo sé que pareciera que mis relatos fueran una promoción de mi alegría y mi personalidad, pero es que he visto a muy poca gente estar tan cómoda en pijamas, sin hijos, con un buen libro y mordiendo la tapa de una birome  por el suspenso del capitulo final.

Cosecharás tu siembra

Entre mi diseñadora, editora y maquetadora, estoy por armarme un burrito vegetariano con papel de diario. No voy a declarar que mis cuentas están en negativo, ya que no me gusta esa palabra, pero estoy para jugar al waterpolo con pelota de trapo— hecha por mí, lógicamente.

Si hubiera sabido que para publicar un libro tenía que ser famosa, tal vez me hubiera dedicado a las traducciones del chino mandarín; el idioma del futuro. Pero como futuro es exactamente lo que veo…Invierto las pocas pesetas que se pelean entre sí para apostar por mi carrera como escritora.

 

— Ceci, las pesetas no existen más—me dijo mi abuela agarrándose otra vez la cabeza desde el cielo.

 

—Lo sé abuelita, y tampoco las chicas como yo, frescas y sueltas de dinero.