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Horóscopo semanal febrero por Ceci Castelli

Aries: esta semana finalmente llegan los millones de dólares a tu vida, pero tenés tantos amigos y sos tan bueno, que lo repartís entre todos y te quedás en cero. Esto te obliga a conseguir un trabajo más, y para cuando termina el decanato te das cuenta que estás trabajando para diez compañías. ¡Felicitaciones Aries! Conseguiste el desdoblaje que solo los chamanes logran. 

 

Tauro: semana trágica para los taurinos, ya que se mueren en una pelea callejera por querer tener razón. Familiares y amigos lo entierran con mucho alivio. Mientras el padre da el sermón de despedida, se escucha un arañazo en el cajón. Un cuerno sobresale de la madera y estás vivo. 

Todos se largan a llorar y le bienvenida a tu maldito renacimiento. 

Para los interesados: el cementerio permanecerá cerrado hasta nuevo aviso.

 

Géminis: muy buena semana para los geminianos. Conseguís un trabajo en una empresa de renombre y escalás hasta convertirte en jefe. Al estar en la cima echás a siete empleados, lo que te hace perder el puesto nuevamente porque descubrís que eran tus siete personalidades que estaban intentando ayudarte.

Estás destinado al fracaso Géminis, es más fácil aceptarlo que hacerte el chulo con tu inteligencia. 

La ignorancia lleva al caos

Hoy me levanté con los ruidos de los pajaritos preprimaverales, el sol tocando la gaita en las colinas y un mensaje de voz del segundo divorcio de mi amiga Argentina, Lola.

Lola es una romántica empedernida; hacedora, generosa, modelo sin cotizar, pocas millas, pintura original, correa de distribución Dayco y un chasis que está para la exposición de autos antiguos en Hamburgo. Vamos, una reliquia. 

El problema de Lola— como el de muchas otras mujeres—, es que ella cree que con dar amor en una relación, es suficiente. Y debería serlo, en Marte o Jupiter, pero no acá, en un planeta en donde el amor es una lucha de poderes— psicológicamente hablando, claro.

Quise ser amable con mi dulce amiga que se desarmó en el teléfono al contarme de su ruptura, pero no pude evitar echarle kerosén a la conversación y quemar todas las palabras de compasión que salían de su boca cuando hablaba de su ex (siendo él el que la dejó).

Horóscopo de la semana por Ceci Castelli

 

Aries: esta semana andás de suerte Aries, se le cae un clavo en la lasagna a tu abuela y accidentalmente te lo tragás, como no tenés ni tiempo para ir al baño queda en tu esófago y de lo hiperactivo que sos se termina desintegrando. Evitás una cirugía y ocupás ese tiempo en anotarte en waterpolo, un curso de cocina, asistente dental y juez de la corte suprema. Todos los sabemos, Aries, en el fondo estás tapando todos tus problemas existenciales con el ruido de las actividades. Ojo con las hemorroides. 

 

Tauro: la luna en acuario te deja tirado en un banco y tus amigos se alegran pensando que finalmente te llegó la hora, pero están todos equivocados, estabas recostado porque en una pelea con vos mismo te clavaste un cuerno en la pierna y no pudiste caminar por tres horas. No escuchás a nadie, te llevás al mundo por delante y tu karma es ser longevo. Lo que vos pensás que es una bendición, mientras que la verdad es que no te quieren ni en el cielo.

 

Géminis: esta semana Mercurio rétrogrado se lleva lo único bueno que tenés, tu creatividad. Y como sin imaginación sos bastante insoportable, tu psicólogo decide abrir una academia para personas con trastornos de bipolaridad y vos y todas tus personalidades agotan las entradas. El resto de los geminianos se cabrean y te hacen un piquete en la puerta de tu casa. Terminás la semana averiado en emergencias tomando un mate lavado con tu tío de Jujuy.

 

Cáncer: una excelente semana para los cancerianos, la hipersensibilidad de la que tanto sufren se transforma en ironía y se arma un incendio de humor con el resto de los signos. Superan la agonía existencial y se transforman en un ser fuerte y decidido. Después del primero de febrero se recuperan de una tuberculosis y se dan cuenta de que lo habían soñado. Se miran al espejo y comienza la lloradera nuevamente. ¡Ánimo cáncer! 

 

Leo: se van de vacaciones y se caen de un cuatriciclo en una duna, se quiebran la clavícula y terminan hospitalizados en una ciudad costera. Vuelven al hotel al otro día y se alquilan un caballo, aprenden kitesurfing, paracaidismo, buceo, navegación cruzada y chino mandarín. Puede qué si sigas así te mueras en dos horas Leo, pero como vos sos un líder, si te morís, en el edén te esperarán con un banquete de comida. Post data: Aries te adora. 

Un juguete en la guantera

 

No voy a volver a sacar el temita de la secundaria de nuevo, ya que muchos saben de mi prontuario y no los quiero aburrir con mis faltas de concentración batallando veranos enteros clavados con un compás que no se movía hasta pasar de año. Gracias a Dios, eso quedó en mi pasado y ahora soy una mujer madura e inteligente azotada por el maldito karma.

Dos multas en un día, una discusión agitada y una lágrima falsa después, me enfrenté con la ley por vigésimo quinta vez.

A veces pienso que si Julio Cortazar hubiera escrito Rayuela en los tiempos que corren, probablemente Oliverio hubiera sido un tipo mucho más jodido, ya que estoy segura de que en esa época los escritores no tenían que pasar por las injusticias viales por las que atravesamos nosotros, los artistas del siglo XXI.

De la epidural al Cat Club

Unas horas antes de parir mi libro, Valentina, una de las protagonistas del mismo, decidió que era un buen momento para retomar nuestra vida nocturna que abandonamos allá en 1943. Sentimos que si no salimos vamos a convertirnos en una especie de Whitney Houston: olvidada en el tiempo y con mala reputación. Era un momento importante, estar embarazada por tres años de un niño sin padre ameritaba un festejo en el bar con menos amor propio de San Francisco: Martuni’s.

La raíz del nombre es una mezcla de Martini ( el trago ), y Tunes (melodías).
Este lugar es un clásico que nació hace veintidós años atrás cuando el dueño (con dieciocho años) decidió cumplir su sueño de tener un bar en Castro (barrio gay). El local está en una esquina, tiene las luces tan bajas que apenas podés leer el menú, y hay un piano en la sala de atrás con un pianista asignado para cada noche en donde vos le pedís un tema y el te lo toca para que vos cantés. Desde canciones de la película La Sirenita hasta melodías de Frank Sinatra.