En el 510 y en el 2000 también
Como los grandes titanes tecnológicos nos han sacado el libre albedrío de circular por la ciudad consumiendo música, comida y reuniones sociales, quedé obligada a bajarme una romántica de mi lista de gratuitos. La relación con Netflix se fue a la chingada cuando investigué que los
p e d ó f i l o s que la financian son los mismos que suben películas y series predictivas, violentas y oscuras de cómo quieren que vivamos. Confieso que fue duro separarme después de quince años; tantos documentales de música y material de primera calidad en el laberinto de mi oscura memoria, no fue nada fácil. ¿pero acaso no es ese el desafío más grande de los tiempos que corren? ¿Saber decir NO cuándo la relación es tóxica? Privarnos de algo que nos hace bien cuando a la larga nos hace mal tiene que ver con la disciplina de la coherencia.