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La ignorancia lleva al caos

Hoy me levanté con los ruidos de los pajaritos preprimaverales, el sol tocando la gaita en las colinas y un mensaje de voz del segundo divorcio de mi amiga Argentina, Lola.

Lola es una romántica empedernida; hacedora, generosa, modelo sin cotizar, pocas millas, pintura original, correa de distribución Dayco y un chasis que está para la exposición de autos antiguos en Hamburgo. Vamos, una reliquia. 

El problema de Lola— como el de muchas otras mujeres—, es que ella cree que con dar amor en una relación, es suficiente. Y debería serlo, en Marte o Jupiter, pero no acá, en un planeta en donde el amor es una lucha de poderes— psicológicamente hablando, claro.

Quise ser amable con mi dulce amiga que se desarmó en el teléfono al contarme de su ruptura, pero no pude evitar echarle kerosén a la conversación y quemar todas las palabras de compasión que salían de su boca cuando hablaba de su ex (siendo él el que la dejó).

Y ahora la que está en llamas soy yo. Primero porque los hombres sin herramientas emocionales son los primeros en triunfar, así es el sistema, premia al más fuerte. Claramente no estoy describiendo al amor, ya que el amor es vulnerable y no una conjunción de fuerzas opuestas, sino más bien un núcleo que no participa de la competencia que proviene estrictamente del ego. Cuando un ser vivo no alimenta otra cosa que su capacidad intelectual, pierde contacto con la intimidad, consecuencia de su aburrimiento y pérdida de interés en una relación que no le aporta un desafío. Y creanme, esta gente es un maldito virus.

¿Por dónde empiezo? Tal vez por la psicología, que hace hincapié en el crecimiento personal estimulando a la mente y no al espíritu. ¿Más de lo mismo? Ay no, ¿hasta cuándo seguiremos premiando al ego por entender la raíz existencial de todos nuestros problemas? Es que con entenderlo Sigmund Freud, ¡no lo resolvemos cabrón! Sino toda la gente que hace terapia sería la hostia. Y en verdad, muchos son unos neuróticos que siguen buscando la felicidad a través del lenguaje. No voy a discutirle al padre de los comportamientos humanos que sin psicología no hay progreso, siete mil porotos a favor, te lo juro. Pero con esto no alcanza doc, no te culpo, pero no estamos más en los 1900, ahora con tu psicología se manipula a la gente, se destrozan los sentimientos y se crean las separaciones de bienes sin el más sórdido remordimiento. La gente cambia de relaciones a la velocidad del wifi, y el amor es algo líquido que se desintegra cuando logra materializarse. Pero le diste en la tecla en todo, porque supiste enumerar los patrones de una especie que no supera el pensamiento. ¡Felicitaciones!, ahora tenemos una raza de gente superinteligente y exitosa que tiene miedo al compromiso. Ineptos emocionales que al primer desperfecto huyen despavoridos refugiándose en una muleta externa que los alivie de caminar erguidos. 

¿Con qué esto es crecer, eh? A buena hora, porque ese tren de superficialidades me atropelló, pero no alcanzó a matarme. Y en nombre de Lola y de todas las personas que han sido asesinadas por la confusión qué estos individuos generan, les digo una sola cosa: busquen el amor adentro de ustedes si no quieren ser ahorcados por una falsa necesidad.

Mientras sigamos creyendo que para encontrarnos debemos renunciar a una parte de lo que somos, de seguro que vamos enfiladitos a ingerir nuestro propio veneno. 

Lola no es una víctima del sistema, es el sistema en sí. Cómo Lucy, la película de Luc Besson. 

Ella se sintió atraída por un hombre que en el fondo no la eligió, y no hay errores en los sistemas, solo virus. En todo caso y con todo el respeto, mi amiga fue víctima de su inconsciencia—ya que los predadores emocionales tienen actos fallidos—que su punto ciego no le permitió ver.

Por eso existen los psicópatas, que son personas que trabajan con las debilidades del otro para lograr su meta.

La consolé con mis palabras que se terminaron anidando en un ruido vehemente, dirigiéndome al cielo y clavando mi dedo índice hacia todos los santos que me protegen pidiéndoles una sola cosa: qué por favor no me hagan reencarnar en este planeta una vez más.

Puedo navegar un mundo involucionado por un siglo, pero no puedo volver a repetirlo viendo a este teatro de actores clase B dejar sus huellas en mi destino. 

Por otros paraísos más interesantes que la razón humana que ya me tiene hasta la zorra.

 

¡Buen Domingo para todos!

 

Ceci Castelli

www.cecicastelli.com 

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