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La plandemia de la esclavitud

 

Protestas raciales, campañas de género, planes de vacunación, planes de reducción de población. Si solo les podría hacer entender que el sistema que nos vigila nos quiere sin sexo, sin hijos, sin amigos. Divididos, asexuados, contribuyendo a la gran caldera en donde se está cocinando el plan maestro hace doscientos años. Para los que me enfrentan día y noche, tengo una pregunta: ¿no les parece un poco extraño el desencuentro que hay entre hombres y mujeres? ¿Esto les parece una casualidad? Estamos en una generación intolerable, irascible, impaciente, narcisista y profundamente egoísta. El servicio quedó obsoleto y ahora es un intercambio masivo en todos los planos posibles. En serio, ¿quiénes operan desde el amor actualmente? Parece que para encontrarlo uno tuviera que subscribirse al yoga Kundalini de por vida o volverse vegano o recitar un mantra para acelerar el karma. No podemos decir que esta es nuestra naturaleza porque nacemos sabios y felices, pero a medida que vamos creciendo la programación es tan fuerte y destructiva que terminamos separados entre nosotros y discutiendo  a través de un mensaje de texto.

La nueva subnormalidad

—Usar barbijo la mayor cantidad de tiempo— triatlonista inclusive. Máscaras subacuáticas a discreción.

 

—Mantener distanciamiento social, especialmente con tu mascota que juega con otras mascotas que de seguro se contagiaron con el 0.0002 de infectados.

 

—Lavarse las manos seiscientas veces al día hasta que se te borren las huellas digitales y te implanten un chip subcutáneo.

 

—Utilizar guantes de latex para ir al supermercado por si una banana te contagia.

 

—Si estornudás quedate en casa por treinta años.

 

—Mirá la televisión cuatro horas al día con el barbijo puesto, dicen que el v i r u s  atraviesa la pantalla.

 

—Ponete la vacuna de la gripe así justificas la cifra de infectados.

Atropellando zombies

Llegó el verano a San Francisco y junto a el la gente en bici con barbijo y sin casco. Supongo que morirse por quedarse sin oxígeno no es lo mismo que morirse por partirse el craneo de un guantazo. Pero después de ver al perro de mi vecino con máscara y que él me preguntara si soy republicana la que se acaba de quedar sin aire soy yo.

Ciencia y coherencia en el dos por uno de mi vida surfeando en la ciudad qué más amo. A lo mejor en vez de un virus debería visitarnos un cometa Halley que se los lleve a todos, como la película de los ochentas: Night of The Comet, en donde la ciudad queda vacía y sobreviven solo los que se quedaron adentro, ejem, ¿los escritores por ejemplo?

Aunque también recuerdo que en el film los que habían medio salido se convirtieron en zombies. Bueno, por lo menos ese plot ya lo tenemos completo, no hace falta que sigan convirtiéndose. 

Sabemos que la corporatocracia maneja las ondas sísmicas, no me sorprendería que también activen un cometa o un asteroide derechito a la calle Chestnut. Lo que esta gente no sabe es que no le temo a la muerte, pero como la masa tiene terror a que los aniquilen, habitan en el miedo que es una especie de sin vida de todas maneras. 

Las mentiras de la historia

Siempre supe que en la escuela me mintieron, pero no tenía las herramientas para avalar mi postura porque antes de investigar los hechos históricos que ellos me quisieron vender, me quedaba dormida en el pupitre.

No puedo decir que esto fue enteramente por culpa de los docentes, pero hay que tener un morro bastante grande para tragarse libros de esa manera y repetirlos sin cuestionar quiénes fueron verdaderamente los héroes de este mundo. En el fondo creo que siempre intuí toda esta manipulación escalofriante de tapar la mugre con conquistas falsas, y para cuando me gradué, incineré los apuntes en mi memoria desechando líderes favorecidos por el sistema. Este es el problema: la historia siempre es contada desde un solo lado y generalmente de una lado corrupto. Pienso que si en los 1800 hubiera existido internet, no se hubieran publicado tantos libros distorsionando la realidad y acomodándola hacia donde convenía. Haciéndonos creer que las guerras mundiales fueron causadas por diferencia de ideales o de clases o de religión. Seis años escuchando las mentiras del sistema educativo—que más que enseñar te hacen una lobotomía para que no puedas sacar tus propias conclusiones llegando a un análisis crítico de los hechos—que me enviaron a una siesta de veinte años.

Salario 2020

El presidente de Estados Unidos me sigue enviando dinero, se lo agradezco mucho, ya que si estuviera en Argentina lo único que recibiría sería un fajo de impuestos. Aunque esto ayuda, no compensa mi falta de libertad, ya que trabajamos para ser libres de un sistema financiero creado por ellos. Ah pero eso no alcanza, quieren mi alma también y la quieren encerrada chutándome todas las noticias veinticuatro horas por canales financiados por ellos también. O mejor dicho: por los lobistas de George Soros, Rockefeller y los falsos filántropos cómo Bill Gates. Qué lindo, nuestras vidas gobernadas por un clan psicológicamente perverso que quiere reducir la población mundial. A los que me llaman conspirativa los invito a que en vez de sacarse selfies con los barbijos puestos utilicen su tiempo productivamente, investigando de donde vienen todas las causas que ustedes defienden. Porque es muy fácil salir a la calle con un cartel que dice “la vida de los negros importa” cuando hay millones de personas muriéndose de hambre por esta crisis—inventada por ellos—y no se hace nada al respecto. Entiendo que la sociedad no sabe un carajo de estadísticas y tampoco se preocupa mucho por estudiarla, pero esa falta de disciplina los está transformando en autómatas y el imperio detrás se está forrando con su idiotez.