La plandemia de la esclavitud
Protestas raciales, campañas de género, planes de vacunación, planes de reducción de población. Si solo les podría hacer entender que el sistema que nos vigila nos quiere sin sexo, sin hijos, sin amigos. Divididos, asexuados, contribuyendo a la gran caldera en donde se está cocinando el plan maestro hace doscientos años. Para los que me enfrentan día y noche, tengo una pregunta: ¿no les parece un poco extraño el desencuentro que hay entre hombres y mujeres? ¿Esto les parece una casualidad? Estamos en una generación intolerable, irascible, impaciente, narcisista y profundamente egoísta. El servicio quedó obsoleto y ahora es un intercambio masivo en todos los planos posibles. En serio, ¿quiénes operan desde el amor actualmente? Parece que para encontrarlo uno tuviera que subscribirse al yoga Kundalini de por vida o volverse vegano o recitar un mantra para acelerar el karma. No podemos decir que esta es nuestra naturaleza porque nacemos sabios y felices, pero a medida que vamos creciendo la programación es tan fuerte y destructiva que terminamos separados entre nosotros y discutiendo a través de un mensaje de texto.