Las tiranías fomentan la estupidez (Borges)
Ayer un lector me dijo que estaba cansado de leerme y que hace un tiempo escribo siempre lo mismo. Supongo que el amoroso debe saber mucho de literatura, ya que estoy segura de que Hemingway, Joyce, Fitzgerald, Kafka, Wilde e incluso nuestro querido Jorge Luis Borges habrán llegado al éxito por adaptarse a las necesidades del lector. Le estuve por preguntar: ¿qué te gustaría que escriba?, tipo autora “a la carte”, un karaoke versión escritura.
Yo creo que su decepción puso quinta cuando descubrió que no le puedo leer la mente y que soy libre de elegir el contenido de mis historias.
El maravilloso mundo de Disney
Para todos los que defienden la esclavitud y la pérdida de libertad, se agregó un canapé más a la bandeja política: los incendios.
Te generaron terror sanitario manipulando tu salud, te fundieron tu negocio, te quieren chutar una vacuna obligatoria que altera tu ADN y te están quemando tus tierras en tu cara. No sé, ¿de repente estás esperando que aparezca el anticristo para que te la creas?
Están incinerando el planeta con químicos, fuegos, dictaduras anticonstitucionales y arrestos ilegales por pasear el perro en barrios desolados. Vos seguís tragándote el humo de los medios y nosotros el de terrenos con animales que perdieron su hogar.
Lo que está pasando es una Estado de Sitio mundial, donde mientras están por legalizar la pedofilia yo me estoy por mudar a otro planeta.
¿Con los grises? Bring it on!
Discriminación financiada
Discriminación financiada
Siempre pensé que a esta altura del campeonato iba a estar a estar trabajando para un medio reconocido; maquilladora personal a mi derecha, chef a mi izquierda y un patrocinador que se encargara de todos los gastos de mi casa frente al mar. En cambio, me encuentro en mi departamento alquilado de la calle Chestnut, trabajando freelance y dando cursos de cómo preparar c l o r i t o de s o d i o casero: la cura del futuro. ¿Ah no les dije? Firmé por la libertad, y el Universo no se equivoca cuando elige tu puesto en el mundo. En malinterpretar la energía planetaria nuestra especie se ha programado para creer que la abundancia económica es sinónimo de esclavitud laboral, por eso hay tantas confusiones al respecto. No es casualidad que el sistema haya creado este caos, tanto en lo económico como en lo social hay claramente una brecha. El lema es un poco así: el vago cobra sin trabajar y el trabajador mantiene a los vagos. Esto aplica para los géneros también: el hombre sigue cobrando un 18% más qué la mujer, ¿culpa del hombre? No, culpa del sistema.