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Cómo mudarse a Suecia en diez días

 

¿Alguien me ayuda a decidir? Estoy entre la vacuna obligatoria en el trasero, encerrarme en la calle Chestnut hasta que los Iluminati pasen con sus naves y arrasen con nuestra estupidez, o subirme a un avión y mudarme a Estocolmo. ¿Qué dicen? ¿Preparo las valijas?

Ropa no entra porque está petada de vitaminas, ya que cómo a los gobiernos nunca le importó mi salud (hasta ahora), tengo que ocuparme de cuidarme solita. Esperemos que no piten las vitamina D en los monitores, sino me van a decir que tengo el virus y era solo una pastilla.

Estoy soñando todas las noches con el fin de nuestra especie, no me asombra, gente que conozco desde la infancia me está agrediendo por dar mi punto de vista. Siempre observé que las personas han tenido poco amor propio desde los tiempos de Babilonia, pero nunca pensé que por pensar distinto sería tan evidente.

Esta gente, la que no se cuida—desde fumar cigarrillos, comer alimentos alterados genéticamente hasta consumir lo que las cadenas mediáticas le dicen—son la primera en debatir mis fuentes. ¿Y los medios de comunicación, no son cuestionables?

Digo, si me vas a enfrentar con tu ignorancia, al menos cuestioná para los dos lados, sino quedás expuesto frente a mi análisis (y seguramente que el de Freud, también) por falta de criterio.

No quiero perder mi sentido del humor en esta guerra de ratas de laboratorio sin autoestima, pero mi libertad está hasta la zorra de estos corderos sociales que quieren seguir dependiendo del estado para pensar críticamente.

La situación que estamos viviendo es tan penosa como cuando los polígamos me dicen que el amor es libre; bueno sí, pero no. Si vas a desdibujar la libertad para adonde a vos te conviene, es medio como un anarquismo emocional más que un compromiso a la verdad, ¿no?

No tengo nada contra la promiscuidad, pero no lo metan al amor en esto. 

¡Gente inteligente, che! Me dijo una amiga.

¿No será este el problema? ¿Mucho graduado en Harvard y poco espíritu?

Es que no estamos programados para escuchar a nuestro corazón, esa es la verdadera lucha. Somos el producto de un sistema que está cargado de violencia y mensajes subliminales para que te apartes día a día de la gente que más querés. Perdón…Dos metros exactamente.

Te activaron el miedo y vos corriste a encerrarte por tu vida. Ni un animal es tan inocente. Ellos pelean por su comida y por su grupo de pertenencia, en cambio tus padres se están enfermando de tristeza por no verte y vos seguís aceptando ordenes. 

Nos quieren desensibilizar a todos, y somos tan burros que nos comemos la zanahoria, nos peleamos entre nosotros y nos alejamos de lo único que nos mantiene vivos: los vínculos.

¿Y yo pensaba alguna vez encontrar al hombre para mí en este desmadre? Spotify me conoce más que todos los hombres con lo que salí. Porque se tomó el tiempo de observarme y estudiarme. No fue tan complicado; no quiso imponerme nada ni defenderse, simplemente me escuchó.

 

—Ceci, la gente todavía no pudo perdonar a su padre por haberlo abandonado,  ¿y vos pedís que te registren? Me dijo mi ángel de la guarda.

 

—¿Y si aplican los algoritmos? Soy una tipa de rutinas y estable emocionalmente, joder, no puede ser tan difícil. 

 

—El problema no es el desafío, es el trabajo no terminado en cada uno de nosotros que nos impide salir a la luz y conectarnos con otros desde el único lugar posible.

 

—Sí, porque desde ya que el intelecto ha causado varios divorcios. 

 

¿Cómo seguimos gauchos? Tengo exactamente treinta personas bloqueadas en mis redes sociales; son las que no pueden ser libres y aceptar que hay otros que piensan distinto a ellos. No pueden operar desde el amor porque no lo conocen, pero tengo que protegerme de la negatividad de la estupidez humana antes de que se potencie junto con las reglas de distanciamiento social. 

Ay 2020, te di un poco más de crédito a la hora de defender lo que es nuestro, en cambio, me tiraste con un planteo comunista de vigilancia las veinticuatro horas y la mitad de la población mundial te siguió.

No espero a que los humanos perdonen a las personas responsables de sus traumas, pero su conflicto interno nos tiene a todos divididos.

Tampoco te pido la liberación de nuestra especie, 2020, ese es un camino personal que cada individuo tendrá que evaluar por sí mismo, solo te pido justicia, por los que estamos despiertos y vemos la granada de oscuridad acercarse cada día más al temor de ser independientes y unidos.

 

Por la libertad.

 

Ceci Castelli

 

 

 

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