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El maravilloso mundo de Disney

Para todos los que defienden la esclavitud y la pérdida de libertad, se agregó un canapé más a la bandeja política: los incendios. 

Te generaron terror sanitario manipulando tu salud, te fundieron tu negocio, te quieren chutar una vacuna obligatoria que altera tu ADN y te están quemando tus tierras en tu cara. No sé, ¿de repente estás esperando que aparezca el anticristo para que te la creas?

Están incinerando el planeta con químicos, fuegos, dictaduras anticonstitucionales y arrestos ilegales por pasear el perro en barrios desolados. Vos seguís tragándote el humo de los medios y nosotros el de terrenos con animales que perdieron su hogar.

Lo que está pasando es una Estado de Sitio mundial, donde mientras están por legalizar la pedofilia yo me estoy por mudar a otro planeta. 

¿Con los grises? Bring it on! 

 

—Ceci, los grises son los malos—me dijo mi amigo Adolfo, amante de la ufología.

 

—¿Peor qué los políticos? Lo dudo. 

 

—Bueno, hay mucha información en medios alternativos de que detrás de la política están los híbridos. Que vendrían a ser una fusión entre humanos y extraterrestres.

 

—Si no hubiera visto tanto cine norteamericano capaz que dudaría. Pero el exceso de maldad y perversidad no puede ser solo de nuestra especie. Gente que mata niños para tomarse su sangre de seguro que está mezclado con alguna civilización que desconocemos. Disney ha hecho infinitas películas mostrando esto, una de ellas es Monsters, Inc. 

 

—Pero andá a hablarle al común de la gente sobre la zoofilia de Disney. La mayoría de las películas infantiles están caracterizadas por el amor sexual entre un animal y una persona. 

 

—O lo que es peor: están llenas de hechizos. La brujería en Disney es pionera. Pero viste como es la gente, no pueden ver el mensaje subliminal, ellos miran cómo el príncipe besa a una mujer envenenada resucitándola. 

 

—Y, muchos psicólogos y sociólogos trabajando detrás de la dulce imagen de la chica corriendo en el prado con el vestido amarillo y los pajaritos volando. Es tan digno de psicópata que duele. Por fuera es un encanto lleno de colores, música y paisajes y detrás de la superficie se encuentra la monstruosidad del mensaje oculto. Pero guarda, le pusimos Moana y el hombre de mediana edad cuida de una niña—un hombre que tiene tatuado por todo el cuerpo la simbología del tráfico de niños reconocida mundialmente—, una niña que vendría a ser la princesa de la isla o algo así.

 

—Sí, igual que los Simpsons, que la gente piensa que ellos crearon capítulos que terminaron sucediendo SOLO por casualidad. 

 

—¿Será idiotez o naiveness? Todavía no me puedo decidir. O sea, los guionistas de la serie animada más famosa de Estados Unidos predijeron la plandemia. ¿Cómo pueden creer qué esto es una casualidad? Es como decir que los todos incendios que están ocurriendo son por culpa de fumadores que tiran las colillas en el pasto. Un delirio.

 

—Ceci, la gente dejó de vincularse con su familia por una gripe mediática, ¿y vos esperas que hilvanen la simbología en dibujos animados? Esperá sentada, o mejor dicho en la bici. 

 

—Sí, pedaleando desde 1990.

 

No le quise decir a Adolfo que los últimos meses fue sin cadena, porque francamente hay que pedalear contra tanta necedad; uno se va quedando sin pista para crecer en la línea evolutiva del tiempo. En donde a medida que escala, el camino de vuelve más solitario y exigente. 

Un sendero finito como el de la Caperucita Roja cuando caminaba por el bosque y después se la comía el lobo. Qué dulzura Disney, adoctrinando a una sociedad con una programación siniestra para que, si esto alguna vez sucede, no lo agarre al alumno desprevenido.

Charmin! 

 

(El plagio es delito, si vas a compartir mi obra que por favor aparezca mi nombre al final del relato. Gracias).

 

Ceci Castelli

 

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