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¡Híjole que nos vamos!

Dado al trabajo arduo de la publicación de mi libro, este año he decidido quedarme en San Francisco en vez de irme de viaje con Jamie Lynn a mares exóticos y aventuras sin limites por el globo terráqueo.

No temo declarar que San Francisco es una de las ciudades más turísticas del mundo y con lo que uno invierte en vivir acá debería considerarse de vacaciones todos los días, ¿a quién estoy engañando? a mi, y por eso este domingo se terminaron las reflexiones de “Hombre mirando al Sudeste” y en la piscina de nuestro club favorito la miré a Irene (con su enamorado de vecino) y le dije: baby, ¿cómo sigue este verano? Porque vos morreándote con tu chico adelante mío no va a salvarme de conocer las pirámides, ¿sabés? 

 

— Pero Ceci, fuiste vos la que dijiste que no querías irte de viaje este año, en mi tercer ojo estaba Australia, pero tu libro tomó la delantera.

Igualmente este fin de semana nuestros amigos mexicanos nos invitaron a DF la última semana de Octubre, así que yo voy, ¿te interesa?

 

¿Ustedes qué piensan? ¿Me interesa?

¡Pero por Dios este cuerpito ya está cantando una ranchera en la puerta del departamento con vistas a la virgen de Guadalupe!

Mi única pregunta es a quien tengo que rezarle para que mi banco siga cubriéndome mientras giro al descubierto. Por descubierto me refiero un hombro al aire pidiendo descuentos en las santerías de Mexico, y ya que está que me saquen algún gualicho que retrasó mi obra de mi casa frente al m…. bueno, no aclaremos que oscurece.

Mientras el compañero de Irene le pasaba factor 200 en las piernas de mi amiga y le hablaba en diminutivo yo tenia arcadas del romance equivocado, su relación versus nuestro viaje.

Entre las imágenes empalagosas de amor—que yo contribuí para que se consolidara— y nuestros traseros viajando a Mexico con una Margarita en la mano, me vi en aprietos y tuve que enviar un mensaje a nuestro grupo de chamacos para ver si nuestras guías turísticas iban a recibirnos como es debido, con un mapa en la mano y disponibilidad 100%.

Lo que empezó como un breve texto informativo terminó en un itinerario puntualizado de todas las actividades que ya están ponchadas en ese calendario Maya para que nuestras breves vacaciones sean inolvidables.

Por inolvidables me refiero a que pocas veces uno tiene la fortuna de encontrar a alguien que no toma alcohol y que conduzca sin arriesgar la vida de nadie. Esa seré yo, paseándolos a ellos cuando baje el sol y el tequila se apodere de sus almas.

Nunca estuve en Distrito Federal, y nunca viajé con Irene, me prometió que no ronca y que ella se encargará de conseguir el departamento donde dormiremos 4 horas al día. A Sancho y a Pereyra no los conocemos mucho, pero nuestra querida amiga Gloria Ferrer dice que son buenos tipos, confiemos en el espíritu positivo de Gloria, ya que si le erra tendrá que reconocer nuestros cadáveres en la aduana de Rosarito cuando intentemos escaparle a dos desconocidos.

De momento estoy muy contenta de que al menos por 6 días les diré buey a todos y los mandaré a la chingada sin que nadie tenga que traducir mentalmente mis expresiones.

Y si empujan un poco puede que hasta me saquen un “te quiero un chingo” y todo.

Mexico y yo siempre nos hemos llevado muy bien, y creo que ya es hora de que nos presenten oficialmente. Lo que sí por favor no la metan a mi madre en el medio, ya que odiaría que se ilusione con un futuro yerno que le gusta mucho la bebida y el desmadre. 

— ¡No mames buey! No somos todos así, me dijo un amigo mexicano que debería haber nacido en Estocolmo. 

No voy a discutir nacionalidades en un relato, pero los mexicanos no se destacan por ser célibes y por tener el índice con más suicidios del mundo. Para nuestro beneficio, es una cultura que disfruta la celebración y el humor a todas horas; son divertidos y enérgicos y creo que Irene y yo nos merecemos unas mini-vacaciones con los chilangos; no sabemos bien quien se apuntará en este viaje, pero por ahora somos Sancho, Pereyra, Irene, sus 3 valijas, mis 2 valijas y mi otro yo, el que debería haber planeado este viaje antes de la vacuna contra la gripe.

No como carne y me la veo chunga para encontrar fajitas vegetarianas en nuestra estadía, así que esperemos que mis maletas no piten en la aduana cuando salte un chorizo vegano en el monitor del oficial a cargo.

Soy muy creyente en la virgen de Guadalupe, probablemente el propósito de este viaje sea tener una charla cara a cara con esta mujer y pedirle que adelante ese envío de dinero para viajar más seguido sin tener que apoyarme en el novio que no tengo.

En lo que sí podré apoyarme es en la columna de valijas que llevaremos con Irene; faltando casi 3 meses para nuestro viaje puedo divisar la colección de zapatos que hablará por nosotras, simulando estilo sin pegarnos un guantazo arriba de las enchiladas que nos comeremos en nombre del buen gusto.

Mexico…allá vamos, y si te portas bien, puede que hasta me tome un ponche de granada o un Mezcal 7 misterios. Eso sí, lo del misterio no se me da muy bien…así que cuando levantemos la copa celebrando tu existencia sé claro conmigo, al menos hasta que llegue al hotel y me asegure de que ningún narcotraficante quiera vender mis piernas en la frontera.

 

¡Buen verano para todos!

 

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