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Luna llena doble bozal

Hoy fue un buen día, salió el sol, veinticuatro grados, los borregos disfrazados para Halloween con las máscaras puestas, mascotas con trajes de abejas y yo, un tipa vestida de guerrera: sin bozal y con la última raya del verano puesta. Cheers! Llegó el fin de una era y el comienzo de una noche de brujas con luna llena. Momento para dar escobazos a todo el que se interponga en mi camino. Se terminó la transición de dar explicaciones a un pueblo adormecido y arribó la varita mágica convirtiéndolos a todos en cenizas. Batman, El Mago de Oz, La cenicienta, Rapunzel, Las Tortugas Ninja y hasta el Oso Yogi, todos sin miedo de representar un personaje pero con terror a una gripe. 

Me puse la calcomanía de “yo voté” y me fui a la lavandería industrial porque tengo una obsesión con los lavarropas grandes que se llenan con agua de verdad y no con la estafa del cambio climático, echando solo unas gotas con la excusa de no desperdiciar energía—en un planeta donde hay más agua que tierra.

Por supuesto que al entrar al establecimiento y llenar la lavadora a tope, mis compañeros de salón me atravesaron el plexo solar con un rayo de Obi-Wan Kenobi, pero como estoy ducha con el jabón liquido, lo atajé con mis cuatro galones de inteligencia. 

 

—Perdoname—me dijo un Darth Vader en proceso— ¿te podés poner el barbijo acá dentro?

 

—Lo tengo puesto, es mi sonrisa.

 

—Si bueno, pero la misma no nos va evitar una internación, si me harías el favor te lo agradecería.

 

—Podría decirte lo mismo, si no hubieras nacido yo estaría teniendo un día fenomenal en la lavandería, y si además creerías en el maldito trapo en tu boca no estarías tan preocupado. 

 

—En la puerta dice que no podés entrar sin máscara.

 

—Y vos vendrias a ser, ¿el abogado de bozales?

 

—No, cumplo con la ley y te exijo que hagas lo mismo.

 

—Ay querido, la ley también dice que el tabaco y la marihuana es legal, ¿crees que también debería prenderme un churro mientras lavo mis bragas?

 

—No hay caso, son una plaga.

 

—Cariño, asomate por la ventana, tenés un arsenal a tu favor, en cambio yo estoy luchando por tu libertad y vos me querés pulverizar con tu ignorancia. Te recomiendo un cursito de RCP para cuando tus colegas se desplomen en el piso por falta de oxígeno.

 

La cosa se puso chunga cuando se acercó, ya que el involucrado en cuestión medía un metro noventa y cinco, y si bien mi metro setenta se cree invencible, la bolsa de monedas de veinticinco centavos no me iba a salvar ni de coña.

Me miró clavándome una esclerótica ensangrentada, y me dijo: —¿Votás para cumplir con tu deber civil y no cumplís con tu deber social?

 

—Muy por el contrario, lo que están haciendo es una ingeniería social, pero mis medias están sucias y no tengo tiempo para darte una clase de historia mientras centrifugo tu adicción a los mainstream.

 

—Haceme el favor y mantenete bien lejos de mi persona.

 

—Ok, espérame que arranco la lavadora de cuajo y me voy a la vereda con un prolongador. 

 

Estuve cerca, cerca de que Darth Vader me metiera en el bote de la basura junto a las pelusas y un short descosido. Pero este Halloween no se salva nadie, y mientras él me amenazó con su altura, yo recorté mi temor a los altos con las tijeras de Edward Scissorhands.

 

Feliz noche de brujas para todos los que asesinaron a alguien silenciosamente mientras nos dijeron que nos pongamos el bozal.

 

Happy Halloween!

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