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Querida Argentina

 

Qué pasó con tus tierras, tus trabajadores, tus ganas de luchar producto de la herencia de tus ancestros que batallaron hasta el final por un país libre.

Dónde está la nación que alguna vez fue el nido de la miseria y la pobreza de tantos emigrantes fortaleciéndose con la mano de obra, la materia prima y el alimento para tantos otros países.

A dónde fue a parar el fuego interior que nos marcó a todos por dentro siendo una cultura apasionada y unida que se paraba frente a cualquier disconformidad que coartara nuestros derechos.

Donde está mi querida Argentina que me vio crecer entre el campo, el club, los amigos sin darme un respiro festejando lo que éramos: una gran familia.

Donde fue a parar esa comunidad que siempre me contenía y acompañaba haciéndome sentir cuidada, prometiéndome que nunca me sentiría sola en un país como Argentina.

La estrategia del sistema

Están pasando tantas cosas a nivel mundial que estoy empezando a dividir a nuestra raza en dos: los realistas y los negadores. Ya no se trata más del dormido, porque eso es cómo justificar a un niño que le pega a su hermana; entendemos su violencia, pero no. No de chico, no de grande, no nunca. Hay cosas que simplemente no están OK. Y cuando los negadores se cruzan con una tipa cómo yo, los siento en la silla eléctrica y les doy el último aviso. No seré la madre que esperaban, pero ustedes tampoco el hijo soñado, y como además los negadores tampoco quieren aprender la lección, de alguna manera están exigiendo un buen golpe a tiempo. Sinceramente estoy empezando a creer que a la gente le gusta que la maltraten, no solo el sistema, sino también las personas allegadas. ¿Esta crisis no será un problema de desarrollo emocional y límbico? Muy probable, ya que acatar órdenes sin analizar los estímulos es entregarse a ser una criatura de por vida en manos de unos padres tóxicos que dominan tu existencia. Defendiendo posturas con el diploma equivocado ya que las verdaderas lecciones jamás han surgido de la educación, sino más bien de la experiencia. No les pido que traguen barro o que se ensucien la personalidad con el contraste, pero el criterio es algo por lo que todos deberíamos luchar para mantener un poco de sanidad en un mundo que no perdona escoltas. 

Otro payaso del sistema

 

Cómo si el desfile de psicópatas fuera poco, llegó el marciano de Elon Musk para terminar de reventar la ciencia con su nueva empresa: Neuralink. Si el nombre Elon te suena a una película de ficción, imaginate su nuevo emprendimiento. Para los desentendidos cómo yo en su momento, este alien acaba de sacar su proyecto a la luz: un microchip que se instala en la corteza cerebral y actúa como neurotransmisor sin que vos tengas que hacer nada, ni pensar, claro, porque tenés que estar bien del tomate para dejar que un carnicero de este calibre te lo implante.

Este dispositivo—qué solo Dios sabe qué contiene—supuestamente promete la restauración de las funciones sensoriales, motoras y el tratamiento de trastornos neurológicos. Qué lindo, expedientes X a cinco kilómetros de mi casa. Ya que su laboratorio está situado en San Francisco, la ciudad en la que vivo. ¿Y cómo sigue el show? A su hijo lo nombró: X Æ A-12. Menos mal que no fui yo, porque nunca me llevé bien con la numérica y abreviar una X está bien jodido. 

Conversación con Dios

 

Cecilia: me vas a dar el susto de mi vida apareciéndote de golpe colapsando mis teorías del hombre de barba blanca.

 

Dios: es que a lo mejor tenías una idea formada sobre mí que no coincide con la realidad.

 

Cecilia: yo y las miles de personas que cuestionan tu existencia.

 

Dios: la realidad de cada ser humano es personal, ven lo que quieren ver. Y cuando la claridad es saboteada por el miedo, la realidad es distorsionada. Por ello no se puede enseñar a alguien algo que no está preparado para ver.

 

Cecilia: con ese criterio estamos destinados al fracaso.

 

Dios: ¿Y vos cómo sabés cuál es el objetivo de cada alma y qué vino a hacer?

 

Cecilia: está clarísimo, pero permitime que sienta una enorme desolación.

 

Dios: esa es tu elección entonces, juzgar a otros por no estar a tu altura.

¿1984 0 2020?

 

Creí que la meditación me había ayudado a convivir con una raza en decadencia, en cambio, no los aguanto más: a los zombies que van con el barbijo puesto apoyando a un sistema que los quiere matar. Perdón, primero los quiere intoxicar con su propio dióxido de carbono, después  quiere causar ansiedad, seguido de una depresión y separación de gestos faciales, y por último pulverizarlos con las torres 5G para que desaparezcan del todo. ¿Y todo esto por qué? Porque a la sociedad con miedo la manejas de taquito. Esta misma gente es la que no se quiere enterar de la verdad, prefieren confiar en sus gobiernos, sus falsos líderes, la televisión y toda la basura que les vienen vendiendo desde los años cincuenta.