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Circovid Reloaded

Doce grados, neblina, vecina embarazada, zombies barbijeados y decoraciones navideñas a punto de largarse a llorar. Claramente se han terminado mis vacaciones. Y menos mal, porque si no me un hago un test de circovid, no me dejan volver a la oficina. ¿Alguien puede explicarme a qué se parece un resultado positivo de una gripe?

No solo que me dijeron que espere cinco días para testearme, sino que además me querían hacer el hisopado. 

Cozumel

Hoy me levanté temprano y decidí que era un buen día para abandonar la bici y dejar Tulum para irme a Cozumel. Después de todo, necesito un break; tanto aire fresco, agua transparente y cielo azul está dejando mi tiempo libre a la miseria. Esa manía que tenemos los turistas de querer hacerlo todo por si no volvemos.—¡Paraaaaa, ¿pensás morirte mañana? Me dijo mi amiga Jamie Lynn por un audio cuando le conté que me faltan 66 países por conocer.

Nuevos amigos

¿Estás viajando sola? Me preguntó un caballero con ojos haciendo juego con el color del agua y unas pestañas que podría haber usado de tobogán; interminablemente largas y arqueadas. 

Estaba sola en una playa de Tulum, parada mirando el horizonte esperando a que bajara una maquina de pochoclos del cielo para que me acompañara con la película que estaba viviendo. Pero el Universo es mucho más inteligente que el hambre y en cambio me envió a un español de Madrid para que empezara mis vacaciones con el pie en Europa. 

La raja del sistema

Anoche decidí quedarme en casa—como hace treinta y cinco años—y mirar un documental sobre las gimnastas en EE.UU. Siempre he sido muy deportista y por algún motivo cuando miro a las gimnastas en la barra alta, los caballetes o el piso siento que soy yo la que me gané el oro en las olimpíadas. Un misterio de transmigración actoral sin frontera.

Pero anoche el motivo de mi elección fue porque el polémico film se trataba de Larry Nassar: el doctor del equipo nacional de gimnastas norteamericanas. Un predador sexual con más de 177 abusos a niñas y adolescentes durante quince años. No voy a entrar en detalles con otro pedófilo más en nuestra linea de tiempo, solamente hago alusión de la barbarie del sistema educativo, político y social que lo apoyó durante casi dos décadas a este monstruo sin culpa ni castigo. 

San Francisco-Tulum

Irte de vacaciones en el medio de una guerra biológica es un lujo—dijo mi madre queriendo agarrar su sombrero de paja y venirse conmigo.

Celebrando el acontecimiento, preparé mi maleta, sumé un par de canciones veraniegas a mis listas rockeras y me dirigí al aeropuerto a las seis de la mañana. El festejo empezó en el subte sin bozal—dudaba de que alguna de esas caras me enfrentara con el discurso plandémico de los tiempos que corren—proclamando una libertad que ya era mía: un viaje a Tulum para tomarme un descanso de la sumisión, la mentira, la manipulación y el desgaste psicológico de ver una población entera obedeciendo.