El amor en los tiempos del Tinder
Anoche me fui a dormir y sin querer dejé el teléfono prendido en la cocina. Para mi desgracia, (o beneficio como bloguera) sonó a las doce de la noche cuando estaba en el tercer sueño cambiándole el pañal a un mapache y sacando entradas para ver a AC/DC. Salté de la cama, me saqué el mordillo de la boca, le venda para los ojos, los tapones de los oídos y corrí hacia la mesa asegurándome que no fuere una urgencia.
La pantalla decía Mariana. Para situarlos en tiempo y espacio, Mariana tiene cuarenta años, está divorciada sin hijos y parece una modelo. Tiene un pelo negro azabache que creo que si tuviera una cuenta en Instagram haría fortuna con solo mover la cabeza batiendo las crines.