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Miami en lata

Después de dormir siete horas en una cama de verdad, me fui al tercer hotel. O sea,  en veinticuatro horas pasé por dos hoteles y cincuenta y cinco minutos invertidos en buscar el tercer aposento que me alojara por los siguientes siete días. Ponché el plástico una vez más y ahí se fue la luna de miel con el marido que no tengo. Un cuatro estrellas en Fort Lauderdale, una manejada de diez minutos y las cosas están empezando a volver a la normalidad— o eso pensé yo hasta que me encontré con el agente que iba a mostrarme departamentos en zonas que yo había elegido antes de viajar.

Motel 6

Dicen que el divorcio y la muerte es lo peor que te puede pasar, claramente esta gente nunca estuvo en Motel 6.

¡Hola Florida! Chau reputación. He viajado por todo el mundo, alquilado departamentos, piezas de hotel, hostales y hasta casas temporarias, pero el fallo del sábado a la noche fue una cicatriz en mi linea sanguínea que casi me cuesta una navaja en el cuello y mi cuerpo a la parrilla en manos del ghetto que me rodeaba en la recepción.

No quiero defraudarlos, pero hasta me tuve que poner el bozal para proteger mi imagen por las dudas de que alguno se le ocurriera acuchillarme a las doce de la noche en Dania Beach. 

Como nunca estuve en Miami, hice lo que todo el mundo hace para ahorrar de un lado e invertir en el otro: saqué un pasaje en oferta y también saqué un hotel en oferta. Perdón, ¿dije hotel? Quise decir decimocuarto puesto en la lista de narcotráfico y prostitución de mi hermosa bienvenida. 

Día de la mujer (2021)

 

Hoy es el día de la mujer, ¿empiezo por felicitar a los creadores del lenguaje inclusivo, la erradicación del género en el planeta o las feministas por no representarme en lo absoluto?

Porque vamos chicas, colgarse un pañuelo verde semidesnuda en una plaza no me acerca a mis derechos ni por asomo.

Lo que sí me acerca a mis derechos es reclamarle a los dioses que ustedes pregonan que dejen de favorecerse con el aborto, la esterilidad y la infertilidad que ellos mismos promueven. 

Y si siguen defendiendo al estado por apoyarlas, puede que yo misma salga a la calle a regarlas con gasolina.

Las enseñanzas de Don Juan

Cuando tenía dieciocho años ataqué la colección de Carlos Castañeda y me devoré todos sus libros uno por uno. No soy metafísicamente jodida en vano, este fuego interior siempre incineró todas mis curiosidades con respecto a las verdades universales y personales de nuestra existencia.

Verdades que este sistema se ha empeñado en ocultar, poniéndole una mordaza a nuestro desarrollo perceptivo para así anular nuestras capacidades instintivas de utilizar el resto de nuestro cerebro en cautiverio. 

Desinfectando ciclovías

Hace once meses que estoy arrancando carteles de “no salgas sin el trapo”, pegando panfletos informativos de las torres 5G, tomando C D S para desparasitarme del gen covidiota que plagó la city, y con los auriculares puestos las veinticuatro horas cancelando infiernos con bozal puesto. Intentando abanicarme con la estupidez quemando aceite hasta que un rayo catalizador los queme a todos con sus puñeteros distanciamientos sociales y alcoholes en gel.