La compulsividad de la procreación
— ¿Tenés hijos? Me preguntó un divorciado con tres.
— Sí, un libro escrito. Es varón y tardó tres años en nacer.
— Entiendo. Pero, ¿tenés hijos?
El hombre quería asegurarse que de si formábamos pareja juntos yo no le pidiera uno más para su colección de responsabilidades. Y yo quise afirmarle que escribir un libro y publicarlo tiene el mismo nivel de compromiso.
Se rio irónicamente y tomó mis palabras con la pinza de las cejas que me depilo en verano. Como no me hizo ninguna gracia, me giré en un rojo tornasolado, y le dije: ¿qué? ¿Ahora ser padre y cambiar pañales es la tarea más difícil?