Horóscopo semanal 9 de febrero por Ceci Castelli
Aries: arrancaste el año muy bien, Aries, este 2020 perfila un tipo ordenado, millonario, equilibrado, sabio y con tu paciencia en auge, ¿esto es lo que te gustaría escuchar, no? Seguís siendo el mismo arrogante de siempre y pensás qué el horóscopo va a tirarte la posta. Eso sí, lo de los millones de dólares puede que se te de.
Tauro: esta semana te peleaste otra vez con quién sabe quien, y en esta oportunidad uno de tus cuernos se te torció y te lo clavaste en el hipotálamo. Empezaste a pegar patadas en el aire y te tuvieron que llevar a San Fermín para que descargues tu locura en Pamplona y no en tu medio ambiente. Tu entorno cercano está rogando que te quedés en España y nunca más vuelvas.
Géminis: sos tan adorablemente jodido que nos hiciste el favor a todos y te mudás a otro país para reciclar tus catorce personalidades y venderle gato por liebre a gente nueva. Si seguís así te vas a quedar sin países, Géminis, y el resto de los signos van a estar cansados de verte subir y bajar de un avión porque no hay quien resista a tu bipolarismo.
Internacionalmente inconquistada
Anoche salimos sin saber que era el día internacional del potro salvaje, por supuesto que esto no estaba marcado en nuestro calendario, pero al ver la figura retórica de un hombre estoico desfilar por nuestro buen gusto, volvimos al imperialismo, dominación política, física y estomacal.
Yo digo, en vez de pedir nuestros documentos en la puerta, ¿por qué no empiezan a pedir una restricción de pura sangres sin establo?
La injusticia empezó en el karaoke Golden Dust, un lugar que se llama Polvo de Oro no puede ofrecerte mucho, pero ni bien entramos un doberman estaba abrazado al micrófono cantando Billy Idol. ¿Cuántas personas hubieran tenido la suerte de presenciar un acto tan desafortunado como este? Rebel Yell no hubiera pensado lo mismo, y entre la alfombra quemada por cigarrillos, las paredes decoradas con guirnaldas del cumpleaños de Frank Sinatra y las caras de la clientela, nos alcanzó para tomar nuestra próxima decisión: Barbarossa Lounge. En esta oportunidad me encontraba con Mariana de los Vientos, José Gregorio, Rosa María de Mexico, Anca de Rumania y yo, una tipa sin hogar.
Al entrar a Barbarossa, a José Gregorio se le subió la autoestima; gente muy bien vestida, aromas franceses y mujeres de su calibre. En cambio, Mariana y yo sabíamos con exactitud a donde iríamos de luna de miel, y el espíritu navideño se apoderó de nuestra energía chacro sacranial deseando al menos saber de qué país era.