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Horóscopo de la cuarentena

 

Aries: genial Aries, de tanto estar encerrado y no poder canalizar tu energía en producir, te acabás de enterar que vos y tu pareja están embarazados. No solo vas a tener un hijo, sino siete. Vas a ser responsable de septillizos en un época en donde el planeta está tratando de sacarse gente de encima. Good job, Aries! Siempre remando contra la corriente y desafiando las leyes que están hartas de tu arrogancia. Eso sí, veo el futuro de esas criaturas y van a ser empleados de tu multinacional, a tu lado no descansa nadie Aries, ¡ni tu descendencia!

 

Tauro: la cuarentena hizo que participaras en una guerra de toros en el living de tu casa, estás tan crazy, Tauro, que llamaste a todos tus amigos taurinos para tener con quién pelear en una época de aislamiento social y silencios. Ni siquiera una pandemia puede frenarte, hasta hubo sangre y todo. Lo cual implicó— una vez más— que te internaran en el hospital por heridas graves. Estuviste tres días en observación y te agarraste el COVID-19, pero tranquilo, acaba de salir de tu cuerpo porque dice que ni él puede con tu carácter. 

 

Géminis: el encierro no es lo tuyo, Géminis, entonces decidiste jugar a “dígalo con mímica” con tus otras personalidades en el afán de recrear lo lúdico en los tiempos que corren. Mientras jugaban, una de tus personalidades mostró su lado oscuro y no te gustó, entonces le clavaste un Tramontina. Terminaste en el hospital con cinco puntos en la frente producto de tu autoataque. Estás más jodido que el virus, Géminis, relájate y retomá las sesiones con tu analista por internet.

Amor en gel

 

Videollamada número ciento tres. Una más y me vuelvo alcohólica. No soy de beber, pero entre el encierro, los viajes a la heladera cada quince minutos, las carteleras de películas agotadas, mis vecinos que pasan las aspiradora cada media hora y los borrachos de mis amigos tomando whisky frente a la cámara, creo que llegó la hora. 

Hoy hablé con mi futura productora y me dijo que estaba con resaca porque ayer en un after office virtual bebieron más de la cuenta. Después hablé con Jamie Lynn y me dijo que ella y el marido están jugando a la Generala para matar el tiempo (si es que el juego no te asesina antes, claro). Pero hay algo que sí podemos confirmar con esta pandemia: mucha gente con sobrepeso, incremento de depresivos en el censo mundial, aumento de la tasa de embarazadas, problemas de lordosis, nuevos cantantes de ducha improvisando en redes sociales y discusiones agitadas con padres y abuelos. No sé ustedes, pero a mi madre si no le dan una orden de restricción seguirá transportando macetas y herramientas en su coche como si fuera verano del 86’.

La verdad detrás de la cuarentena

Hace cinco días que estoy en pijama, no sé si pensar que estoy deprimida o que me superé del todo; los pros: que todo el mundo está igual y la gente ya no nota la diferencia—ellos solo quieren la vacuna del COVID-19 y volver al trabajo. La contra, qué probablemente si no me eché un novio cuando iba bien vestida ahora no me van querer ni en las tiendas de segunda mano. Conclusión: está epidemia me está acercando al alma por el camino más bizarro, en pantuflas y chupando un mate en mi escritorio—hablame de iluminación ahora.

Tanto viaje a la India para encontrar el satori y resulta que tenía que encerrarme en mi casa por quince días. Confieso que estoy como el agua de Venecia: menos personas veo, más se aclara mi espíritu. No voy a declarar esta guerra viral como una oportunidad,— ya que trece años de meditación no pueden ser en vano— pero el aire se limpió, las aguas se volvieron traslúcidas, las tierras están recuperando su fertilidad y están todos en la calle haciendo deporte al aire libre. Check. No quieren que hable del virus pero el virus los está poniendo a todos en su lugar.

El virus del progreso

 

Perfecto, acaban de informar que el coronavirus no ataca a los gordos. Genial, ahora mi ex va a seguir con vida hasta quién sabe cuándo. ¿Se dan cuenta de que mis teorías sobre el planeta Tierra son acertadas? El infierno es este señores, los malos se quedan y los buenos suben antes. No le deseo la muerte a nadie, pero ese cabrón debería tener las nalgas en la parrilla, en cambio, de seguro alguna otra víctima estará esperando el turno a que le destrocen los sentimientos y la utilicen para fines propios. Estoy empezando a creer que este COVID-19 tiene un contrato con las personas de baja autoestima; las embarazadas, los niños, los animales y la gente de bajos recursos. 

Me parece perfecto, ¿ahora en serio que los malos se salvan? En una sociedad en donde predomina la estética y la gente vive a dieta para gustarle al otro, corren más riesgos los flacos que un tipo que canaliza su angustia a través de la comida. Qué lindo te queda corona, nos diste una lección de economía, amor propio, espiritualidad y sobrepeso en dos semanas. 

El amor en los tiempos del coronavirus

Creo que es la primera vez en mi vida que manejo sin querer asesinar a alguien. No hay tráfico, no hay gente, no hay mujeres poniéndose rímel en el espejo retrovisor, no hay conductores de Uber zigzagueando, no hay padres con coches en doble fila esperando al hijo y por suerte, han desparecido los de la tercera edad detrás del volante. Coronavirus, te debo una— hasta que llegué al estacionamiento del supermercado. En donde el lote parecía una escena de la película "Un día de furia,” con Michael Douglas. Supongo que la cuarentena no incluía el paseo al super porque estaba todo petado de familias enteras almacenando para la falla de San Andrés. ¿Lentejas? Who’s that?! Niente amore. Las legumbres se han hecho famosas en esta paranoia, y para un cuerpito vegetariano como el mío, me quedé lamiendo las alacenas.  Aún así, las latas de conserva llevan la delantera y el atún parece ser el creador de la ósmosis inversa: popular y necesario.