INXS
Como me estoy quedando sin cosas por hacer me miré todos los documentales de música y por supuesto que di con el grande de Michael Hutchence, otro novio que se me escapó por andar de cuarentena, y bueno, por llevarme veinte años. Muchas novias, alta promiscuidad y una generación que nos separó por dos décadas. Hoy solo puedo acariciar la pantalla mientras te escucho y enterrar los arpegios en mi mano intentando llevar tus melodías a mi guitarra en liquidación y mi voz de no famosa a las redes sociales. Ay Miguelito, si hubieras vivido en esta época te hubieras suicidado por culpa del reggaeton, y la prensa seguro que hubiera culpado a tu depresión asociándola con tu vida de rockero sin sentido. O a lo mejor al coronavirus, que está más de moda que tu album Kick cuando estuvo primero en los charts australianos. Lo tenías todo y escucharte significaba tantas cosas que no hay literatura que alcance para describirte. Ahora ninguno se mata ni por equivocación y estamos todos atragantados conviviendo con la decadencia de una generación con mal gusto. Fuiste un adelantado, no te merecías morir y aunque mis escrituras no te traigan de vuelta nombrarte te revive en mi memoria como el genio que fuiste, poniéndome en las pistas de mi adolescencia gritando con la boca bien abierta “suicide blonde”.